DEMASDEMASIADO PROGRE PARAm MACRI

“Así como la monarquía terminó con el feudalismo y la república terminó con la monarquía, la democracia popular terminará con la democracia liberal burguesa y sus distintas evoluciones democráticas de que hacen uso las plutocracias dominantes”
Juan Domingo Perón

"EL PERONISMO NO SE APRENDE NI SE PROCLAMA, SE COMPRENDE Y SE SIENTE"
EVITA


Intelectuales así, abstenerse

Verbisky ayer desenmascaró (en éste artículo) la "audacia de los mentirosos", que tiene como mascarón de proa a la ¿incuestionable? Beatriz Sarlo. Una persona culta devenida en señora gorda de Barrio Norte, sobre la que cada vez me resuena más fuerte un secreto a voces que poblaba las aulas de Filosofía y Letras de la Uba, que indicaba que, literalmente y nunca mejor dicho, compraba lo que publicaba.
Sarlo parece envuelta en un halo de incontaminación política que le permite mirar desde arriba la realidad. El problema es que la política hoy no necesita de los consejos de los intelectuales, como los que daban Borges y Sábato cuando se reunían con Videla.
Sarlo pertenece a una clase de personas que siempre se sintieron imprescindibles y a las que nosotros, los mortales, debíamos rendirles permanentemente homenaje por estar en el país. Sin decirlo explícitamente, es esa clase de gente que acrecentó su importancia con el achicamiento de las ideas, propio de un país en el que la única salida para investigar era Ezeiza. Cuando aparece una política científica y por primera vez en la historia los investigadores se quedan y casi 1.000 vuelven, resulta que llega gente preparada en serio, que tenía cosas que decir y ya Sarlo no es la única que puede dezanarnos en crítica literaria, cultura, política y todo lo que se precie decir como experta. Y ya no hay reverencias por estar en el país donde hay muchos que pueden hablar de lo único que ella hablaba antes de que llegue este "maldito kirchnerismo". Y aparecen más cátedras, más universidades, más publicaciones. Y lo que se dan en llamar campo académico, ya no está concentrado en Sarlo y sus amigos. ¿Cómo no va a reaccionar como una señora gorda de Barrio Norte si en definitiva lo es, si las cuestiones de izquierda o derecha pasan a un segundo plano cuando lo que está en cuestión es que el monopolio en ese campo académico se resquebraja con la aparición de otras voces? Y entonces es lógico que busque aquel coro de agradecidos por su permanencia en Argentina que lentamente se le ha ido desplazando de las aulas a Clarín, La Nación y Ñ.
Queda para ellos -los intelectuales de la nueva derecha argentina- ahora las hurras en Radio Mitre por haberle "parado el carro a Barone y a Mariotto". Si con eso les alcanza, pues adelante. Pueden festejar también junto con Carrió, "la mejor analista política de la Argentina" según Sarlo. Pueden decir y hacer lo que quieran.
Pero por favor dejen gobernar a quienes no necesitan de sus consejos...
Gracias Gustavo

2 comentarios:

  1. Coincido plenamente. Estos intelectuales se parecen a los antigüos oráculos, o a las pitonisas, que eran personajes construídos por algunas minorías, para que justificaran con su "saber privilegiado" todo aquello que querían evitar debatir con el PUEBLO. Con una diferencia: en aquel entonces, había Pueblos que caían en la trampa. Hoy solo caen los tontos; o los que sacan algún beneficio personal.

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