¡¡ Guau, guau!!

Disputa votos con Mauricio Macri pero asegura que tiene más claridad conceptual que el líder del Pro. Su ilusión de llegar al ballottage.

Por Luz Laici para Revista Veintitres

Artesanal. Con esa palabra, que apela al sello propio y a un manto de austeridad, Ricardo López Murphy decide definir su campaña. Al frente del espacio Convergencia Federal –y en alianza con el Partido Autonomista–, el “Bulldog” camina los barrios porteños con la ilusión de convertirse en el próximo jefe de gobierno. Los números, sin embargo, no acompañan su ímpetu. La mayoría de las encuestas lo ubican lejos, bien lejos, de los primeros tres candidatos: Mauricio Macri, Daniel Filmus y Fernando “Pino” Solanas. Tampoco le importa demasiado. Para el efímero ministro de Economía del gobierno de Fernando de la Rúa se trata, apenas, de una “apreciación falsa”: “La campaña no está resuelta. El oficialismo local ha tratado de crear una falsa polarización, que no refleja la realidad del electorado porteño. Sí, en cambio, el uso desproporcionado de medios y gastos de los candidatos. Un escándalo”.

–¿Sobre el gasto desproporcionado basa la falsedad de la apreciación?

–Absolutamente porque no creo que ya esté determinada la elección. Ahora, si todo el mundo habla y trabaja para eso, seguramente muchos también lo crean. Para los candidatos que no simpatizamos con el oficialismo local ni con el oficialismo nacional, la ofensiva mediática y publicitaria es dura. Pero para eso estamos, para no rendirnos.

–Dice que no cuenta con demasiados recursos. ¿Cuál es su estrategia de campaña?

–Mirar a los ojos, recorrer los barrios, discutir, analizar y proponer cosas con la gente. Y lo estoy haciendo muy bien, con un programa bien armado. Obviamente, hubiera querido que esos debates que tengo, que son serios, pudieran darse también con otros candidatos. Y se lo expresé, por ejemplo, a alumnos de la Universidad Católica, a los que les propuse que organizaran un debate que no fuera copado por un medio o por otro.

–Filmus también propuso debatir en el marco de alguna universidad y Macri quería hacerlo en TN. ¿Por qué cree que se armó semejante discusión en torno a ese tema?

–Porque creo que en la sociedad argentina hay una actitud retraída frente al debate de los líderes políticos. Por ejemplo, Cristina Fernández de Kirchner nunca debatió. Tampoco debatía Carlos Menem, muchos recordarán la silla vacía frente a Eduardo Angeloz. Hay un vicio de desconocer los debates y hay un vicio de frivolidad. Se discuten tonterías en lugar de debatir sobre los problemas de fondo: qué vamos a hacer con la política de endeudamiento o la infraestructura del país, qué opinamos del nivel de gastos. Nadie hace referencia a esos temas, a los impuestos, a los gastos.

–¿Esos son los temas que le preocupan en la ciudad?

–La ciudad tiene varios problemas. Tiene que completar su autonomía y contar con todas las facultades que hacen a una provincia. Yo aspiro a ser gobernador de la ciudad de Buenos Aires, con todos los atributos: fuerzas de seguridad, sistema judicial, puerto. Segundo tema: la ciudad tiene una compleja relación con el gobierno nacional por tres razones. Produce el 25 por ciento del producto bruto nacional y recibe el 1,5; no administra sus impuestos directos y cuenta con un sistema de salud que atiende sobre todo a personas que no son de su jurisdicción. Eso necesita de un sistema que nos permita recuperar costos, si no reventamos a los contribuyentes de la Capital para proveer servicios para el resto del país.

–Esa situación tiene que ver con la relación con otros distritos y la cantidad de personas que también trabajan, circulan y gastan en la ciudad...

–Pero es algo que se resuelve, simplemente, con un seguro nacional de salud. Mire qué medida progresiva. Se entrega el seguro y la ciudad recupera los costos.

–El actual jefe de gobierno usó las diferencias con la Nación como excusa para no avanzar con determinadas políticas en el distrito.

–Yo no soy de poner excusas. Usted vio con qué vigor me expreso. Entiendo los problemas y no lo digo con soberbia. Me pasé la vida estudiando. Uno puede no estar de acuerdo conmigo pero sabe que conmigo la cosa cambia porque no hay un chanta enfrente. No me va a ver bailando con globitos. Me va a ver laburando.

–¿Es un mensaje para los votantes de centro, centroderecha y derecha que disputa con Mauricio Macri?

–Con Macri seguramente disputemos electorado. No me va a ver a mí buscando el voto de la izquierda, ni vistiéndome de trosco o de nac & pop. Pero no nos parecemos ni en lo blanco del ojo. Yo estoy liderando un debate cultural. No tengo un discurso deshilachado sino una enorme claridad conceptual. Creo que una de las cosas que tuvo la ciudad es una gran pusilanimidad para enfrentar los problemas. Por ejemplo, no podemos pagar dos policías o tener a la Metropolitana en Coghlan, porque los problemas no están ahí. La inversión publicitaria puede no gustarme pero le hizo creer a mucha gente que hay un enorme plan y no es así. Yo estoy dispuesto a hacerme cargo de la ciudad sin excusas.

–Y si no llegara a competir en una eventual segunda vuelta, ¿apoyaría a alguno de los candidatos?

–¿A usted se le puede ocurrir que voy a reconocer impotencia? Es como si me dijera: usted es impotente, ¿entonces cómo le gustaría que fuera el marido de su mujer?.