Primer discurso ante una multitud aclamante, ansiosa, feliz de verla más linda que nunca acomodando los micrófonos y mirándonos a los ojos a todos, a los presentes y a los que a través de las cámaras y replicada cientos de veces por la televisión a cada rincón del país y del Mercosur, esperan sus palabras.
También estarán los otros, los que querrán desaparecer en ese preciso instante y no querrán escuchar lo que tenga para decirles, porque algo va a decirles, aunque sea en forma soslayada, les va a dedicar un párrafo, o varios, o los va a dejar con las ganas y no les dirigirá la palabra, los ninguneará.
De todas formas, todos aquellos a los que aluda sus palabras o sus silencios, aquellos que quisieron escribir o gritar Viva el Cancer y no se atrevieron o aquellos que dijeron pavadas durante más de una semana cuando se supo que no era nada y que la operación había terminado con una glándula menos y diagnóstico positivo, pelaron títulos de doctores solo para demostrar que hace tiempo que no ejercen, periodistas haciendo conjeturas sobre cosas y temas que desconocen abiertamente, pero no importa, esto llevó a autoridades médicas aclarar una y mil veces, lo que no hace falta, ya que la duda solo está ahí, en sus afiebradas mentes. Políticos opositores que aún no pueden alinear los patitos y se les nota, suman un tema más a su diatriba de hombres y mujeres serios preocupados por lo que no preocupa a nadie.
Una lástima, no logran conectar con la verdad que, como todos sabemos, es la realidad.
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