Víctor Hugo Morales recibió a LA REPÚBLICA en el estudio desde el cual hace años mantiene vivo el vínculo con Uruguay a través de los centenares de compatriotas que lo escuchan en las mañanas de Radio Continental.
Hernán Reyes – Corresponsal en Argentina (Tomado de La República)
Polémico. Un periodista que no se guarda nada y genera amigos y enemigos.
Han sido semanas de mucha exposición para él a raíz de la defensa que  hace de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (o ley de  medios), que le ha valido varias críticas de buena parte de los medios  argentinos y lo llevó a renunciar a la Academia Nacional de Periodismo,  donde son mayoría los representantes de los grandes medios.
Referente ineludible de la cultura uruguaya y también argentina,  Morales dejó en claro su postura sobre el periodismo en la región, habló  de ese lazo que nunca se corta con la patria de origen y explicó por  qué estuvo a punto de volver a Uruguay en 1999 pero no pudo por la  “intolerancia”.
Muchos periodistas sostienen que es difícil hacer periodismo en la  Argentina de hoy por las críticas que hay desde el gobierno. ¿Es así?
Ellos dicen que es imposible hacer periodismo en la Argentina, ¿pero  por qué? ¿Qué problema hay para decir lo que queramos hoy en día? Si las  críticas a la presidenta son cada vez más fuertes… Yo también sentí esa  confusión entre crítica y ataque a la libertad de expresión alguna vez,  cuando me fui del canal público (N. de R.: se refiere a su salida del  canal estatal en 2006 por diferencias con la línea editorial), pero  estaba equivocado. Porque mis jefes me reprochaban o me criticaban algo,  y yo sentía que eso limitaba mi libertad de expresión. Pero cuando un  medio prescinde de mí, ¿ataca a la libertad de expresión, o es una  situación laboral? Lo mismo me pasó en empresas de derecha. Y ninguno  limitó mi libertad de expresión, porque yo seguí diciendo lo que quería;  simplemente prescindieron de mis servicios. Hoy tenemos no sólo  libertad, sino libertinaje de expresión, en el sentido de decir que la  presidenta está loca o sugerirlo en tapas de diario. Pero no cabe ningún  tipo de duda de que en la Argentina se goza la libertad de decir lo que  se quiera.
Algunos hablan de las críticas a periodistas, es cierto, pero hay otros argumentos, como el reparto de publicidad del Estado…
Es que hay muchas cosas que se juntan, como la distribución de la  pauta oficial y su asignación no del todo clara, y que afecta únicamente  al diario “Perfil”. Pero tampoco hay un criterio universal ni  “recomendado” y esto me lo reconoció el propio jefe de la Sociedad  Interamericana de Prensa, la SIP a seguir en la materia. Lo que pasa es  que esos temas, que siempre estuvieron en la discusión con todos los  gobiernos, están insertos en medio de la discusión profunda que hay  entre el Estado y los medios privados que han abusado de su posición  dominante y que han acogotado la democracia. Es un hecho que en Uruguay  no sucede, es difícil de explicar el monopolio en el que se ha  convertido “Clarín”. Y en ese contexto todo lo que se discute desde esos  medios está sobreactuado.
¿Parte de ese aprendizaje que mencionaba hace que los medios tengan  cada vez menos credibilidad? Según el Instituto Verificador de  Circulación, las ventas de “Clarín” cayeron 66.000 ejemplares los  domingos y 42.000 en la semana durante el último año.
Es que cada vez les va peor a ellos y mejor al gobierno. El gran  beneficio que ha tenido esta administración, más allá de una gestión que  como cualquier otra tiene claros y oscuros, es que ha quedado claro que  la confrontación es con los periodistas y los medios. En Uruguay,  Mujica se puede enojar un día con un diario o con otro, pero no va a  ocurrir que el gobierno tenga como adversario a un diario, sino que la  oposición es, como corresponde, un partido político.
Hay dos temas que están especialmente en el centro del debate en  ambos países, no solo en sí mismos sino en cómo son tratados por los  medios, que son la inseguridad y la participación de menores en hechos  delictivos. ¿Qué opina del rol del periodismo en estos casos?
Es indispensable como periodistas tener una medida ética en nuestro  comportamiento. Si los secuestros se producen una sola vez y no a lo  largo de todo un día, ¿por qué repetirlos insistentemente? Lo que ha  enfermado a las sociedades, más allá de las luchas políticas de los  medios, es que los canales necesitan alimento para llenar 24 horas de  programación, especialmente en el cable. Entonces se les vuelve una  necesidad meter la cámara en la casa de un tipo que se está por tirar  del balcón o en una toma de rehenes que les llenan cuatro horas de  programa. Más insólito aún cuando es TN el canal que está prendido en  las casas y redacciones uruguayas. Y el problema es que a lo que era un  descalabro por una falta de ética y estética, se sumó un interés  político por demostrar una sociedad desquiciada por la violencia.  Estamos viviendo una etapa de absoluta desvergüenza en el comportamiento  de los medios. Cada vez que hay un asesinato en sociedades con millones  de personas como las nuestras te lo repiten hasta el hartazgo. ¿Es eso  todo lo que pasa en un país?
En Argentina el gobierno habló de “sensación” de inseguridad y lo  criticaron. ¿Cuál es la influencia de los medios, si la hay, en el tema  de la sensación del delito?
Sucede que Argentina y Uruguay son casos distintos a lo que pasa en  el resto de América Latina, ya que nuestras sociedades tienen una  percepción mucho mayor de la inseguridad de la que realmente hay y la  culpa la tienen los medios. Nadie camina por la calle esquivando  balaceras ni hay delitos todo el tiempo. ¡Y lo dijo hasta la BBC de  Londres en un informe reciente, pero no lo publican! Esto viene de una  construcción mediática que antes respondía a la explotación del morbo y  lo amarillo, que ocurrió toda la vida. Siempre existió en cada país una  revista específica dedicada al tema, acotada, y algunas bien hechas en  lo suyo. Pero ahora eso se convirtió en una revista televisiva de morbo  las 24 horas del día.
Usted ha sido crítico alguna vez de cómo esa forma de mostrar algunos  temas tiende a omitir las condiciones de desigualdad que llevan a  cometer esos delitos. ¿Sigue pensando eso?
¡Claro! El gran tema de la violencia es en realidad cómo ellos  esconden las causas. Porque los dueños de los grandes medios te mandaron  neoliberalismo durante diez años, dejaron sin trabajo a millones de  hombres en la mejor edad de laburo, sus hijos nacieron en hogares de  desocupados y crecieron rodeados de marginación y resentimiento. Y no  dicen ni una sola palabra al respecto. Y acá sí hay diferencias entre  Argentina y Uruguay, porque en Uruguay las expectativas son más  moderadas socialmente. La gente se arregla con dos pantalones y un traje  para los domingos, hay una visión más acotada, no nos sentimos  desgraciados si no podemos salir a comer a un restaurante todos los  sábados. En esta sociedad argentina, en cambio, las expectativas son muy  superiores, de la ropa que te tenés que poner y los bienes materiales a  los que tenés que acceder. Te sopapean con los logros y los sueños que  vos no conseguís, te convierten en un resentido. Y después desligan eso  de la violencia, cuando esta sociedad tiene un 10% de la violencia que  podría tener si fuera por la frustración que tratan de instalar. Y te lo  demuestran los números del resto de América Latina. Todo esto está  puntillosamente ignorado por los medios. Por eso a la gente hay que  ayudarla a entender el problema, darle un contexto de por qué suceden  esos delitos. Uno puede tener errores como periodista en el tratamiento  de un tema. Pero otra cosa es un diario o un canal permanentemente  dándote manija siempre con lo mismo, y lamentablemente hay periodistas  que hacen obediencia debida del dictado interesado de los dueños de los  medios.
Tomado de Agencia popular de comunicación suramericana

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