DEMASDEMASIADO PROGRE PARAm MACRI

“Así como la monarquía terminó con el feudalismo y la república terminó con la monarquía, la democracia popular terminará con la democracia liberal burguesa y sus distintas evoluciones democráticas de que hacen uso las plutocracias dominantes”
Juan Domingo Perón

"EL PERONISMO NO SE APRENDE NI SE PROCLAMA, SE COMPRENDE Y SE SIENTE"
EVITA


Cholulismo: Hoy, Pablo Echarri

“Soñar con un futuro mejor para todos me hace feliz”


Casi veinte años después de su debut televisivo, Echarri parece haber alcanzado una madurez personal y profesional que se conjuga con su compromiso político. “Definitivamente no soy el mismo que era hace diez años”, afirma.


Por Emanuel Respighi


“Saber que cada vez más argentinos se suman a este proyecto ‘amoroso’ que busca incluir me enorgullece profundamente.”

La percepción se confirma después de una hora de entrevista: Pablo Echarri está atravesando uno de esos –escasos– momentos en los que un hombre siente que la felicidad plena no es un sueño inal-canzable. Relajado como nunca antes, Echarri recibe a Página/12 con la tranquilidad de haber terminado con las extensas jornadas de grabación de El elegido, la ficción que el lunes, a las 23, le pone punto final a su entreverada e hipnótica trama. Un estado que se refuerza por el hecho de ser consciente que en su primera incursión como productor televisivo logró plasmar en la pantalla de Telefe un drama narrativamente atrapante, impecablemente actuado y estéticamente definido. Pero no es sólo su profesión lo que lo muestra en plenitud: el saberse parte de un colectivo social que encontró en el kirchnerismo un espacio político en el cual reconocerse juega un papel de peso que explica, en parte, su manifiesta felicidad. “Definitivamente no soy el mismo que era hace diez años”, subraya en la entrevista.

Poco queda del galancito que había irrumpido en la pantalla chica a mediados de los noventa en programas como Sólo para parejas, Inconquistable corazón y Por siempre mujercitas. Casi veinte años después de su debut televisivo, Echarri parece haber alcanzado una madurez personal y profesional que le permite dejar de lado las luces que la industria local les impone a sus figuras.

Distendido, el actor que en Resistiré, Montecristo, Plata quemada y Crónica de una fuga ya había insinuado su interés de correrse del rol de galán tradicional, ahora parece no tener inconvenientes en mostrarse como un ciudadano capaz de reconocer sus errores y expresarse políticamente. No sólo no tiene problemas: tiene la necesidad de decirlo, de subrayarlo, como una manera de aportar su granito de arena a la construcción de un país más justo. El actor se encontró con el ciudadano; el ciudadano se encontró con el actor. “La experiencia de El elegido me hizo crecer”, dispara. “Me bajó enormemente el nivel de exitismo, me ayudó a enfocar específicamente cuál era la búsqueda artística y a valorarla. Esa posibilidad de que el rating no nos haya acompañado de la forma desmedida que yo pensaba en un primer momento me dio la posibilidad de valorar cosas que de otra manera no hubiera sido posible.

Dios es muy sabio: como productor me permitió tener que desmenuzar lo hecho para ver cuáles eran los pro y los contra de El elegido. Si me hubiera dado un éxito de 30 puntos en mi primer programa como productor, hubiese generado un ser imposible, mucho más despreciable de lo que realmente soy”, reconoce, con una naturalidad asombrosa.

–¿Qué evaluación hace de El elegido?

–Yo siempre tengo expectativas desmedidas. Tal vez ése sea el motor que hace que transforme un acto de fe en un programa de TV concreto. Sabíamos en el fondo que la historia de El elegido era compleja y probablemente no masiva, había algo interiormente, aunque no lo hablábamos en voz alta como para no matar el motor, que nos decía que no íbamos a poder sumar a las masas. Cuando se estableció en los 12 puntos diarios, un número acotado para las expectativas generales de la TV actual, descubrí un grado de evolución del productor respecto del actor. Hubiéramos querido tener mayor rating y transformarnos en un éxito, pero también comprendí que El elegido fue uno de los programas que más rating le dio a Telefe, con una composición de audiencia de alto consumo que hizo que comercialmente nos garantizara la continuidad.

–El ego inflado del actor le cedió lugar a la frialdad del productor.

–Todas esas eran variables que antes no veía como actor, y que cuando las comprendí me liberé de una presión muy fuerte, de una idea exitista fogoneada por mi carrera de actor. Entendí que el rating es una variable peligrosa en cuanto podía afectar la continuidad de un programa. Ahora, cuando por otras variables, como el share, la composición de audiencia, el acompañamiento de los anunciantes y la media de audiencia del canal, un programa tiene asegurada su permanencia al aire, el rating pasa a ser un número. Un número al que no vas a mirar todo el tiempo.

–Lo que pasa es que, además de ser una variable importante para garantizar la continuidad de un ciclo, el ego de un actor se alimenta del rating.

–La atención del actor hacia el rating está ligada a la función que cumple en un elenco. El actor cumple con su trabajo, pero no participa de un montón de pormenores. El número de rating es el vínculo más directo que tiene el actor con lo que está haciendo. A más rating, más alegría; a menos rating, mayor tristeza. Cuando el esquema se complejiza, uno empieza a tener en cuenta otras cuestiones, y el rating pasa a tener una atención en su justa medida. Si hubiéramos estado debajo de los dos dígitos, el rating me hubiera enfermado, lastimado y deprimido. El rating es un número que tiene vida: con sólo verlo te puede provocar un momento de euforia o de depresión. Aprendí a hacer más compleja la evaluación y eso me liberó. Eso no quiere decir que el próximo programa me libere del rating: siempre voy a querer hacer 30 puntos. De todas maneras, a medida que voy creciendo me doy cuenta de que tengo la necesidad natural de de-sestructurar lo anterior. Sucede a costa mía. No puedo manejarlo de manera consciente. No puedo regodearme en la comodidad que me deja algo ya constituido. Me subleva interiormente; es una suerte de pulsión agotadora. Cuando siento que puedo instalarme o disfrutar de lo conseguido, hay algo interno que me pide patear el tablero e ir en busca de otra cosa. Y el rol de productor tiene que ver con eso: con no quedarme en la comodidad del actor. Necesitaba crearme un esquema de trabajo que contuviera todas mis obsesiones. En el último tiempo sentía que era tal el grado de obsesión por el trabajo que sentía que el oficio de actor era poco. ¡Necesitaba crearme un problema mayor!

El ciudadano detrás del actor

Educado en el seno de una familia radical, con abuela y padre de fuerte arraigo al partido centenario, Echarri confiesa que recién ahora dejó de repetir los preceptos que como hijo y nieto se le habían establecido con naturalidad, pero sin haberlos elegido. Por eso, no resulta extraño ver al actor y productor en los actos o anuncios de Cristina Fernández de Kirchner relacionados al mundo artístico. Eso, dice, también es parte del crecimiento que persigue. “A mis 42 años estoy descubriendo una necesidad de compromiso ideológico que por el vacío que han dejado los años de dictadura y de neoliberalismo no me había dado la posibilidad de encarar una militancia como la que tendría que haber hecho a los veintipico”, reflexiona Echarri. “La dictadura y los años de nube de pedo que hemos vivido a través del exitismo rabioso que ofrecía el neoliberalismo, que nos corrió el eje de lo importante para inflarnos el ego –analiza–, hizo que a los 42 años y con dos hijos tuviera la necesidad concreta de expresar lo que había descubierto ideológicamente. Encontré en estos años la necesidad de ejercer mi propia expresión aquí y ahora. Ni mañana ni el año que viene. Sentí que no había manera de dejar pasar más tiempo.”

–¿Hubo un período de discernimiento interior respecto de la conveniencia o no de expresarse políticamente?

–Fue una necesidad irrefrenable, que ni siquiera fue pensada intelectualmente, fue un hecho espontáneo. Pero después de haberme expresado espontáneamente, lo internalicé intelectualmente y me di cuenta del riesgo que estaba tomando. Cuando tomé conciencia de ese riesgo, me di cuenta de que la potencia del compromiso era mucho mayor a cualquier conveniencia.

Agradezco haberme expresado políticamente. Sobre todo por lo que estamos viviendo los argentinos en este momento.

–¿Qué es lo que más lo entusiasma de este proceso?

–Estamos muy cerca de nuestra última experiencia electoral, y ver el camino, la ilusión y la esperanza que me crea este proceso político me enorgullece. Saber que soy parte, y que cada vez más argentinos se suman a este proyecto “amoroso” que busca incluir –y no excluir, como durante mucho tiempo se hizo a lo largo de la historia argentina–, me enorgullece profundamente. En este camino de la evolución personal, sentía que a mis hijos les estaba demostrando que podía ser responsable de una profesión y de llevar el pan a casa. Pero descubrir un compromiso que se antepone a cualquier conveniencia laboral, y hacerlo prevalecer más allá del miedo, me hace sentir que ahora les estoy dejando algo verdaderamente grande. Más allá de los roles de padre y trabajador, siento que mostrarles que el miedo no tiene lugar cuando uno sigue sus convicciones es el legado más importante que les puedo brindar.

–¿Encontró en el kirchnerismo el lugar que desde hacía tiempo buscaba para comprometerse políticamente, o el kirchnerismo despertó en usted al ciudadano dormido?

–Todo transcurrió de una forma paralela. Mi compromiso social, sobre todo con el colectivo de actores, surgió cuando en 2003 con un grupo de colegas armamos una comisión para negociar con el por entonces gobierno entrante la atrasada Ley de Propiedad Intelectual, que estaba implementada para todos los que estaban contenidos en esa ley, menos para los actores. Ese compromiso hizo que fuéramos a buscar como interlocutor a Néstor Kirchner, entonces un político desconocido que no sabía que posteriormente se iba a transformar en un padre ideológico para mí. Cuando nos sentamos con Kirchner para llevarle la carpeta para que de una vez y para siempre se aplicara la ley que a los actores se les fue vedada durante 74 años, y así resarcir una deuda histórica del Estado argentino, nos encontramos con un tipo que escuchó la exposición y nos dijo: “Es patético discutir lo indiscutible: me comprometo a reglamentar la ley y a publicarla en el Boletín Oficial, que es lo que corresponde”. Fue una actitud contraria a la que esperábamos encontrar de un “hombre de poder”, sobre todo por cómo los “hombres de poder” históricamente se ligaban a las corporaciones y a los poderes establecidos, a los que no se enfrentaban para no dañar esa unión, por miedo a hacer peligrar su propia existencia. Ese día me di cuenta de que estaba ante algo grande.

–Pero calculo que habrá percibido en el kirchnerismo mucho más que una actitud deseada y sorprendente.

–Esa fue la punta del ovillo. A medida que se fue deshaciendo el ovillo me di cuenta de que había detrás mucho más que una simple actitud. Cuando con el tiempo descubrí ante qué persona estaba, ante qué modelo de político me encontraba y ante lo que iba a venir, sentí que para satisfacer mi deseo de evolución debía apoyar una gestión que encauzaba mis inquietudes ciudadanas. Era un modelo de político y de política que se iba a diversificar para que la idea más sobresaliente, la ganadora, pudiera ser llevada a cabo a toda costa. En ese momento sentí que el kirchnerismo representaba mis deseos más profundos, inclusive los menos intelectuales, lo más viscerales. Y cuando llegó la ley de medios me di cuenta de qué se trataba, fue el último empujón que necesitaba. Hoy vivo este momento con total emoción y con un compromiso profundo y personal. Ya dejé de seguir las ideas de mi viejo y mi abuela... En el kirchnerismo descubrí mi complemento como hombre. La aparición de este modelo político que será por lo menos de tres mandatos se manifestó paralelamente a mi adultez: se murió mi viejo y me transformé definitivamente en el padre de mi familia, vino mi hijo varón... Fue algo absolutamente natural. Tuve la posibilidad de conocer personalmente a Kirchner, de bromear entre Racing e Independiente, y creo que ese desparpajo con el que se manejaba nos acercó. Kirchner nos dio la posibilidad de exponer y defender nuestras ideas sin que nos temblaran las piernas, porque básicamente era un tipo que tenía corazón. Eso me hizo evolucionar como hombre y transformarme en uno de los kirchneristas más defensores de este modelo. En el kirchnerismo encontré una ideología y un espacio donde expresarme. Haber encontrado un espacio concreto en el cual poder soñar con un futuro mejor para todos me hace un tipo completo, mucho más feliz.

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Sarloanálisis

Está claro que el diario La Nación ha encontrado su lugar en el mundo de la mano de una intelectual de alta costura como Beatriz Sarlo.

Debenida en punta de lanza de los sectores ya no, más reaccionarios, sino gorilas con pelos incluso en la lengua, se propone ser la pornostar de este bailando por un voto, ( la versión Altamira hasta me parece más ética y decente) que intenta hacer piruetas en un caño que se tambalea por todos lados. 

Como primer punto y para lograr autoconvencerse de que son la garantía de la patria, comienzan por, aunque digan lo contrario, ignorar el resultado de las urnas, lo que implica que, o nos tratan de boludos o son unos miserables hijos de puta o ambas cosas a la vez.  En esta posición debemos ser directos y no andarnos con vueltas, ronda la teoría del voto calificado como cosa casi indiscutible, aunque son pocos los que lo enuncian, todos los actores de este sainete flirtean con la idea.

 
De ahí que la escritora, anuncia el matutino "...como un intento de pensar las claves de este nuevo país, de ayudar a responder algunas de las preguntas que puede estar haciéndose la mayoría de la sociedad...".  Acá debemos recordarles que la mayoría de la sociedad legitimó y convalidó las políticas de este gobierno hace apenas una semana.

Como segundo eje nos queren apabullar con "prestigio".  Los reportajes serán en "La Nación" y serán realizados por la ensayista y filósofa "Beatriz Sarlo".  UOUHHHH!!!

 
No se si podré soportar tanto por tan poco.  ¿Aumentarán el precio de tapa?  ¿Durante la emisión de los reportajes el diario saldrá en tapa dura?

Las pastillitas que en los días previos a este lanzamiento nos fue dando la Sarlo, nos hablan de una mirada sesgada y de un odio que escapa a todo análisis desapacionado.


Es un médico que todo lo resuelve con enemas, no importa si tenés revoltijo de estómago o una uña encarnada, preparate el agua jabonosa porque la cosa va por ahí.

Ustedes recuerdan al personaje de la película Ratatouille, Anton Ego, el crítico gastronómico, hagan memoria y fíjense en la expresión de la cara, en la mirada.  Bueno, a Beatriz Sarlo no hay plato que le venga bien y para peor, a diferencia del personaje de la película, ella ya supone que son ratas apestosas quienes le preparan la comida.


Recomendarle a una filósofa leer a un escritor vulgar es como una herejía, pero había un gordo que alguna vez escribió "Nada grande se puede hacer sin alegría". 

Pero no, no está a su altura.

Carta de un león a otro (Chávez a Cristina)

Compatriota y compañera
Cristina Fernández de Kirchner
Presidenta de la República Argentina.




Con el mayor fervor y la más genuina alegría, saludo la gran victoria popular del 23 de octubre de 2011 como una nueva y hermosa reafirmación colectiva y soberana de la Argentina y de su luminoso destino. Hablo en nombre del sentir bolivariano de mi Pueblo, entrañablemente unido al tuyo; avanzando juntos, a paso de vencedores, hacia la Independencia definitiva; encarnando el abrazo inmortal de Guayaquil. 


Hoy he vuelto a recordar los versos de ese entrañable trovador argentino que es Víctor Heredia: “La vida puso Argentina / Ese azul y blanco en mi corazón”. Ese azul y blanco que se funde a ese amarillo, azul y rojo en mi corazón, en los corazones de la inmensa mayoría de mis compatriotas.


Desde el júbilo inmenso, no tengo otra manera de decirlo: la victoria de este bienaventurado 23 de octubre es una victoria de todas y de todos, porque en ella se traduce la larga lucha por la dignidad libertaria de nuestras Patrias y de nuestros Pueblos. En realidad y en verdad, es la causa suramericana la que ha vencido hoy en la Argentina. Es la divisa de Perón que se ha convertido en luz y guía: Unidos, seremos inconquistables; separados, indefendibles. 


Son los Pueblos, Cristina, quienes nos trazan su camino de esperanza, depositando en nosotros su confianza a través de los procesos electorales, y nos han convertido en sus amorosas servidoras y servidores a tiempo completo. Atrás, definitivamente atrás, quedaron los tiempos de las masas engañadas, una y otra vez, en toda Nuestra América.
Hoy los Pueblos se han echado el miedo a la espalda y, con su participación protagónica, siguen dándole concreción al cambio de época, haciéndolo irreversible. Así ha quedado confirmado este domingo en la Argentina, en nuestra Argentina.
Qué mejor tributo a la memoria de Néstor, el eterno paladín popular, que la consolidación, gracias a tu liderazgo, de la Argentina grande y buena, grande y bonita, que ambos fraguaron, en la que ambos creyeron y a la que ambos consagraron todos sus desvelos.


Y en el fecundo legado de Néstor siempre habrá que nombrar el haber entendido, y actuado en consecuencia, la necesidad de sentar las bases de una alianza estratégica entre la Argentina y Venezuela. Y nuestra alianza estratégica, tan ejemplar como modélica, ha tenido la más armoniosa continuidad contigo en la Presidencia de la República: toca seguir fortaleciéndola e incrementándola. Sigamos ganándole, Cristina, tiempo al tiempo.


El 23 de octubre demuestra una verdad que es y será irrefutable: ¡Néstor vive y está en la pelea! ¡Ha vuelto por todos los caminos y se ha convertido en millones! 


Compañera del alma:


En esta hora en que la voluntad popular te acompaña mayoritariamente, para seguir construyendo más patria, más libertad y más igualdad, tal como lo definiste en tu cierre de campaña, cómo recobran toda su significación libertaria estos versos del Himno Nacional de la Argentina: “Y los libres del mundo responden: ¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!”


Y cómo está resonando la voz de Mariano Moreno, aquel infinito artífice del Mayo argentino de 1810, para iluminar el presente y prefigurar el porvenir: felizmente, se observa en nuestras gentes, que sacudido el antiguo adormecimiento, manifiestan un espíritu noble, dispuesto para grandes cosas y capaz de cualquier sacrificio que conduzca a la consolidación del bien general. En realidad y en verdad, a través de Mariano Moreno está hablando la fuerza histórica de tu Pueblo, la de ayer y la de hoy. La fuerza histórica que impulsó a Moreno, a Juana Azurduy, a San Martín, a Perón, a Evita, al Che Guevara, a Néstor, y a tantas otras forjadoras y forjadores de la dignidad argentina. Es la fuerza histórica, Cristina, que hoy tiene en ti a su más digna y valiente adalid.


No en vano tu Pueblo se reconoce en ti y en tu liderazgo. Ha hecho suyo el proyecto de liberación en curso; lo ha defendido encarnizadamente, haciendo gala de una gran conciencia patria. Y no en vano su firme convencimiento en la magna obra de construir la Patria Grande; en aquella brillante idea por ti enunciada, esto es, la ecuación de alimentos y energía como desafío fundamental y reto fundacional para darle vida a nuestra unidad en el siglo XXI.


Se me impone, en este momento, la viva y combativa memoria de Evita, de quien eres legítima heredera y genuina continuadora. Quiero evocar este conmovedor pasaje de La razón de mi vida: “Cuando un pibe me nombra ‘Evita’ me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama ‘Evita’ me siento con gusto ‘compañera’ de todos los hombres.”


Y si el Pueblo te llama Cristina, es porque te sabe leal y plenamente identificada con quien fue y es el más trascendente ejemplo de compromiso, mística y entrega; de amor por los excluidos, al punto de consagrar la vida a la causa de su redención, echando su suerte, como diría José Martí, con ellos.


Quien tenga ojos que vea y quien tenga oídos que oiga: la resurrección de la Argentina es una feliz e irreversible realidad. Los resultados electorales son la confirmación rotunda e incontestable de la recuperación de la esperanza y la soberanía popular. Pero, también, de lo que me atrevo a llamar la fe nacional. Como decía el gran pensador antiimperialista argentino Raúl Scalabrini Ortiz: “¡Creer! He allí toda la magia de la vida”. Y vaya que el Pueblo argentino está probando, en los hechos, la fortaleza de su creencia. 


Toda la admiración y el cariño de mi Pueblo para ti. Un interminable abrazo y un infinito beso de quien te sabe y te siente compañera del alma e incomparable amiga. 


¡¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!!
¡Hasta la Victoria siempre!
¡Viviremos y Venceremos!  

Hugo Chavez Frías. 


Gracias Tati

Del ridículo no se vuelve, dedicado a Beatriz Sarlo

Estuve elucubrando durante días una respuesta que de salida a la bronca que me provocó la lectura del editorial de Sarlo del lunes 24 de octubre pasado en el mitrista diario La Nación.  Comenzaba mal, lo descartaba.  Comenzaba bien y a poco de transitarlo, desbarrancaba irremediablemente en chicanas, dobleces y puteadas, impropios para contestarle a una intelectual de la talla de Beatriz Sarlo.  

Guardo aún el último borrador que pasaré a tirar luego de publicada esta maravillosa respuesta que le diera a la desbocada Sarlo, el profe Norberto Galasso y que publicara ayer Tiempo Argentino.

¿Qué te pasa, Beatriz?

por Norberto Galasso

He leído tu  artículo en La Nación del lunes 24 de octubre. Y en verdad, Beatriz, estoy  sorprendido, demasiado sorprendido. Casi una página de Beatriz Sarlo en el diario de los Mitre para sostener que si bien hay algunos “motivos económicos”, la causa del  triunfo electoral de Cristina tiene su explicación profunda en que se trató  de la “autoinvención” de una viuda. La lectura de ese artículo me dejó perplejo. Sólo se me ocurre preguntarte: ¿Qué te pasa,  Beatriz?
Vos quizás no recuerdes que nos conocimos en 1966, en la editorial Jorge Álvarez que funcionaba en la calle Talcahuano y donde circulaban jóvenes  escritores  progresistas (te supuse marxista). Después, te visité  en un  departamento de la calle Coronel Díaz para entregarte unas páginas sobre la Década Infame para la editorial de Carlos Pérez –lamentablemente desaparecido– (te supuse posadista). Más tarde, tuviste la gentileza de  registrar algunos de mis libros como “recibidos” en tu revista Punto de vista (te supuse “prochina”)  y en una ocasión, bajo la dictadura, nos encontramos en una manifestación obrera de la cual nos corrieron las fuerzas represivas con gases lacrimógenos (te supuse peronista de izquierda). Ya bajo el gobierno de Alfonsín, nos cruzamos, si mal no recuerdo, en el Teatro San Martín, pero no advertiste mi presencia, quizás porque moviéndote siempre en la crítica vanguardista no habías registrado en tu memoria esos encuentros casuales con alguien de la Izquierda Nacional, encuentros que no llegaron a convertirse en amistad, pero sí en esa complicidad recóndita entre quienes aspiramos a una sociedad distinta (aunque ya te  supuse socialdemócrata). Por eso, cuando alguien me decía: Beatriz ha sido peronista, trabajó cerca del posadismo, fue prochina, pro alfonsinista y socialdemócrata yo intentaba justificar esos cambios como producto de una búsqueda, una auténtica y trabajosa búsqueda en un país complicado donde las palabras se vacían de contenido y hay que realizar  grandes esfuerzos para saber lo que ocurre y dónde ubicarse. Siempre te consideré inteligente y sin ningún interés subalterno, fuese prestigio o dinero.
Sé que no te importa demasiado saber que defendía tus giros políticos, como tampoco que siempre te he leído con respeto y te he valorado como  intelectual. Quizás tampoco te importe ahora que te pregunte –siguiendo el ejemplo de Kirchner con Clarín– “¿Qué te pasa, Beatriz?”. Y formulé la pregunta porque ese artículo es indigno de vos y ahora debo suponer que te hiciste “mitrista”. Claro, para mí eso ya es más grave porque nunca he escrito ni voy a escribir jamás en La  Nación  hasta que –suceso imposible– ese matutino denuncie que Mitre fue un genocida que arrasó con el  Paraguay según lo denunció Alberdi y lo cantó Guido Spano con aquel: “Ya no existe el  Paraguay / donde nací como tú.”
Por eso siento la necesidad de reprocharte este último salto mortal que diste. Porque ya eran suficientes tus colaboraciones en Clarín para venir a recalar, desde hace un tiempo, en La Nación, que es, como se sabe,  todo lo contrario de la nación. Siento la necesidad de decírtelo y no vas a poder contestarme “conmigo, no” porque vos no tenés “coronita” ni tampoco me podés imputar alguna actitud o conducta dudosa, ni concesiones de ningún tipo que hayan ido en perjuicio de las mayorías populares. 
Y vamos al artículo, donde  reducís un gran triunfo electoral, por márgenes poco habituales del 54% de Cristina al 17% para la segunda fuerza (con la que casualmente vos simpatizás).
Lo titulaste “Victoriosa autoinvención”. Y a poco de empezar reproducís, como si la compartieses, la declaración de la pitonisa derrotada, que espero que ya no salga más en las pantallas televisivas después del  l%  de los votos, es decir, de ser repudiada por el 99% de la sociedad argentina: “De lo que pase ahora, nosotros no somos responsables, sino los millones que la votaron.” Es decir, implícitamente, más de 11 millones de imbéciles,  tontos,  engañados o boludos, según el calificativo que quieras emplear. 
Pocas líneas después, te referís a un cántico: “Néstor no se murió / Néstor vive en el pueblo”. Y nada más. No, Beatriz, no, debiste decirlo completo: “Néstor no se murió / Néstor no se murió / Néstor vive en el Pueblo / la puta madre que los parió.” Así se expresa la juventud que proclama su dolor y  su bronca por la muerte de un presidente militante,  y también  alude a  sus opositores. Así, completito.  ¿O es que en la Tribuna de doctrina no se puede putear? ¿Se puede mentir, difamar, distorsionar la historia, pero se trata de un órgano tan delicado y  de tan elevada cultura que no se puede putear?
Pero esto es anecdótico. Lo fundamental de tu artículo constituye una interpretación pobrísima de un acontecimiento riquísimo. Este último es el cambio operado en la Argentina en los últimos ocho años,  que  vos lo reducís a una cosmética fúnebre, a un montaje cinematográfico, a una “puesta en escena”, según lo subtitulás. Y esto no se  puede permitir en una intelectual que hace años que piensa, elabora tesis, critica, argumenta con tan alto nivel que ha dado clases en la Facultad de Filosofía y Letras (¡ah! y también en Cambridge,  supuesto templo de la sabiduría universal).
Entonces decís –cuando tu pueblo se moviliza y le otorga a Cristina 40 puntos de diferencia respecto al segundo-, vos decís,  -y no quisiera recordártelo– decís: “La Presidenta Viuda  fue la protagonista de la obra y la directora de la obra, una creación suya y de un grupo muy chico de publicitarios e ideólogos que la dejó hacer y perfeccionó lo perfeccionable. En lo esencial, una autoinvención” (La Nación, 24/10/2011). Luego, seguís de este modo: “Después del entierro de Néstor, Cristina Kirchner dispuso casi de inmediato todos los elementos de la puesta en escena y vestuario: su luto, su palidez (atenuada con el transcurso de los meses), su figura erguida, su voz potente, que podía quebrarse por la emoción que ella misma se provocaba al mencionar al marido ausente.” ¿Cómo no nos dimos cuenta, Beatriz? Quizás se ponía cebolla cortada en el escote para provocarse lágrimas... y nosotros, tan boludos, ¡nos creíamos que era dolor, que era tristeza!
Pero decís más todavía: “La Presidenta hizo una actuación de alta escuela, mezcla de vigor y emoción, se colocó a sí misma al borde del llanto y se rescató por un ejercicio público de la voluntad. Es la gran actriz de carácter sobre un escenario diseñado meticulosamente por ella misma.” Y más aún: “A veces, un flash la asimila a buena actriz de la televisión representando a una gran mujer política, el mismo empaque de señora que ha bajado a las cosas pero que conserva sus aires, la misma ropa con brillos, un poco de sobreactuación, un poco de distancia y mucho de afectividad.”
Me hacés acordar a Borges, Beatriz, cuando dijo que el 17 de octubre fue todo una farsa armada desde el gobierno. Peor todavía, a Mirtha Legrand cuando dudó que el cadáver estuviese adentro del féretro o a Carrió cuando sostuvo que el llanto de los jóvenes lo organizó Fuerza Bruta. Y vuelvo a preguntarte: ¿Qué te pasa, Beatriz?
No puedo creer que pienses que todo ha sido un invento, todo ficción. ¿En estos últimos años no hubo disminución de la desocupación, ni de la pobreza, ni de la indigencia, no hubo hundimiento del ALCA en Mar del Plata ni constitución de la Unasur, no hubo lucha contra la Sociedad Rural y las grandes corporaciones mediáticas, ni Asignación Universal por Hijo, ni Asignación Prenatal, ni matrimonio igualitario, ni Ley de Medios, ni hubo captación parcial de la renta agraria diferencial a través de las retenciones, ni estatización de las AFJP para  recuperar los aportes previsionales de los trabajadores, ni aumento de jubilados y para jubilados? ¿Sólo hubo un escenario bien montado, una mujer pálida por el cosmético y una leyenda para incautos?
Para peor, agregás que, por cierto, hubo “inversiones en cultura..., necesarias para montar el espectáculo” y contar con los artistas, aunque “habrá que examinar su transparencia porque hay mucho dinero en juego flotando por áreas grises”, es decir, “pan y circo”, o lo que es lo mismo “choripán y Coca Cola” para 11 millones de argentinos a quienes se les compraron los votos. No eran entonces boludos, eran corruptos. Y de  esas inversiones  en la farándula, con algo –reconocés– de “subsidios, miniturismo, bolsas de shoppings o plasmas”, se montó la gran mentira  que provocó el 54% de los votos.
Finalmente agregás que la gran “novedad en la historia electoral argentina no está dada por el triunfo por 40 puntos de diferencia sino en  el lejano segundo lugar obtenido por Binner”. Eso sí es genuino e importante, ¿no es cierto? Esos tres millones de votos fueron concientes, de gente culta, progresista, que seguramente leyó alguna vez las sesudas elucubraciones de “Norteamérico Ghioldi”. Aunque, te digo, no es tan novedoso: esa palidez del candidato, ese empaque y seriedad que hacen recordar demasiado a los socialistas del treinta, tan poco graciosos que a su candidato Nicolás Repetto lo llamaban el “candidato del cianuro”, algo así como el aburrimiento de De la Rúa, quiero suponer  sin Banelco. Pero con un gran don de la oportunidad este Binner se abraza con otro “socialista”, el ex presidente uruguayo Tabaré (Marx los perdone desde la eternidad por llamarse socialistas), a quien supongo te referís cuando hablás del  “inspirador uruguayo” que apoyó a Binner, que “supo esperar desde años atrás”, que vetó la ley del  aborto y luego fue a decirle a Bush que le diera armas para hacerle la guerra a nuestra patria. Mejor referente, imposible. 
Por eso te pregunto, ¿qué te pasa, Beatriz? Y no te enojés y me digas “conmigo, no”, ubicándote en una supuesta altura de ética, progresismo y cultura elevada para terminar  descalificando la alegría de tu pueblo en las calles;  desvalorizando un gran triunfo popular como hace muchos años no se había visto con tanta contundencia.
¿Acaso vale la pena rodar por la pendiente de esta manera para escribir en el diario que el genocida de la Guerra del Paraguay se dejó de guardaespaldas, como bien decía Homero Manzi? En serio, ¿te pasa algo, Beatriz?

Millones de lágrimas censadas

Ente lo mucho que leí y fue mucho, rescato estas palabras de la compañera Fortino que me llegara a traves del Comando Megafón, y que hago propias en la medida que sintetiza un sentimiento que es colectivo, que es nacional y popular y qe es, sin duda, Argentino.



Hace un año apenas


Por Patricia Fortino


Pasaron tantas cosas en un año que nos parece mucho más el tiempo transcurrido.


Un año pasó desde aquel amargo miércoles de censo.

Ya sabemos cuántos somos, somos más de 40 millones; somos más mujeres que hombres; somos más urbanos que rurales; somos más ocupados que en el censo anterior.


Somos buena gente dijo la Presidenta. Eso no resulta de los números del censo.


Somos un montón de regaderas al servicio de las 1000 flores que día a día siguen naciendo.


Eso tampoco fue pregunta de censo.


Aquel 27 de octubre la historia nos arrebataba al hombre que nos había devuelto la esperanza.


Con Néstor se iba el compañero gracias a quien muchos sintieron recuperar las ganas, reconocerse en las utopías, recuperar los sueños.

Es una gran porquería escribir una efeméride de quien no podemos asumir ausente.


Pero antagónicamente es maravilloso sentir que “Néstor no se murió”, vive en el pueblo, terminamos cantando y en la mística popular, alegre y contradictoria tenemos la bronca transformada en lucha.


¿Cuál puede ser el homenaje más sentido a un año de su partida?

No buscamos ser originales, ni únicos, ni sobresalientes en la manera de recordarlo al compañero.


Todas y todos fuimos el domingo 23 los protagonistas del mejor de los homenajes: el reconocimiento más valorado para un líder político.

Somos los actores principalísimos de su obra y confirmando la continuidad del Proyecto llevamos a Cristina otra vez al lugar más importante.


Algunos tendrán la fe como mecanismo de refugio para las ausencias, otros sacarán fuerzas de las mismas lágrimas, otros se consolarán en sus hijos o en los hijos de sus hijos como continuadores políticos.


Algunos de tanta impotencia preferirán distraerse en sus rutinas.

Cada uno de nosotros tendremos nuestra personal manera de manifestarnos en este día.


Pero algo que nos atraviesa a todos y todos nos sentimos parte, y es la certeza de que el legado de Néstor está en las mejores manos posibles: el pueblo argentino.


Hay algo más que no dijo tampoco el resultado del censo, y es que 40 millones de locos, 40 millones de argentinos, estamos dispuestos a seguir cambiando la historia. Esa historia que empezamos a reescribir el 25 de marzo de 2003 de la mano del hombre que no dejó sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno sino que las llevó consigo bien firmes hasta el último de sus días.

El mejor y más sentido de nuestros recuerdos tiene lo que seguramente Néstor estaría orgulloso de recibir: la felicidad de su pueblo y el convencimiento de sentirnos identificados con su proyecto. No hay mejor manera de hacer historia.


Tal vez en el próximo censo debamos agregar algunas nuevas preguntas, porque nada dicen las frías estadísticas sobre algunos temas y sin embargo, con profundo sentir estamos hablando del compañero Kirchner.


¿Se dieron cuenta? La primavera tiene más flores últimamente, y eso que esto recién empieza.


¡Gracias Néstor, ahora sí, el cambio es posible!

Condena en el juicio a la ESMA: la hora de los aparecidos

En el barrio de Retiro, planeta Tierra, un poco más allá de los trenes y la villa, culminó parte de una extraña tarea: juzgar al infierno. El infierno no es metafísica religiosa, sino una institución terrestre, trasnacional, con más sucursales de las que uno quisiera imaginar. Alfredo Astiz con sonrisa deforme y escarapela redonda, y Jorge “El Tigre” Acosta momificado, fueron parte de la docena y media de integrantes de los grupos de tareas de la ESMA sometidos a juicio después de 30 años de impunidad:
  • 12 fueron condenados a prisión perpetua: Alfredo Astiz, Jorge Acosta, Ricardo Cavallo, Antonio Pernías, José Montes, Raúl Scheller, Jorge Rádice, Adolfo Donda, Alberto González, Néstor Savio, Julio César Coronel, Ernesto Weber.
  • Dos resultaron absueltos: Juan Carlos Rolón y Pablo García Velazco, que siguen presos e imputados en otras causas.
  • Dos tuvieron penas de 25 años de prisión (Manuel García Tallada y Juan Carlos Fotea), uno 20 años (Carlos Capdevilla) y otro 18 (Juan Antonio Azic).
  • Las acusaciones abarcaron el masivo secuestro alrededor de la Iglesia de Santa Cruz (11 personas, incluyendo a tres de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo y a dos monjas francesas) y casos como el de la desaparición de Rodolfo Walsh, entre 86 víctimas de secuestros, torturas y homicidios
Cada anuncio de prisión perpetua era recibido en la sala de la planta baja con un sutil murmullo de aprobación. La sentencia fue leída ante ese recinto separado de las butacas de los genocidas y sus defensores por un vidrio blindado. La sensación de tener a gente como Astiz a tres metros de distancia es rara. El público en esa planta baja incluyó principalmente a sobrevivientes de la ESMA, familiares y amigos de desaparecidos, Madres, Abuelas, juristas, integrantes de organismos de derechos humanos y personas que llevaron adelante lo que demasiadas veces pareció una causa perdida: que se haga justicia.
Y otra parte de ese universo estuvo en la calle, reuniendo también a trabajadores de sindicatos, estudiantes, nietos recuperados, murgueros, artistas y otros sobrevivientes. Los aparecidos en la Argentina no son fantasmas ni espectros, sino todo lo contrario: frente al país de los desaparecidos, el genocidio y la muerte, son los que se presentan, superan el miedo, los que hablan, desobedecen, denuncian, no se resignan, contagian. Tienen herederos en cantidad de experiencias sociales de todo tipo nacidas en las últimas décadas. Son los que este 26 de octubre se abrazaban, reían y lloraban, mientras del otro lado del blindex una docena y media de marinos adelantaban las manos para que la policía volviera a ponerles las esposas, antes de regresar a prisión.

Bandeja alta


El público de la bandeja alta, se sabe, está formado por personas cercanas a los militares. Tres hombres canosos y trajeados esperaban su acreditación para ingresar al sector en el 6º piso del edificio de Comodoro Py, donde también estaban familiares de asesinados y desaparecidos. Mientras el personal del Tribunal intentaba ordenar a tanta gente, uno de los canosos murmuró: “El zurdaje que vaya a otro lado”. El sólo uso de la palabra “zurdaje” implica acaso esclerosis múltiple, perversión militante, o que sigue siendo aconsejable no subestimar la estupidez humana. Ya en la bandeja alta las mujeres decían cosas como “mirá a Alfredo, es un ídolo”. Alfredo era Astiz, infiltrado entre los familiares en la dictadura con el falso nombre de Gustavo Niño, encargado de marcar sobre todo a las Madres. Pendiente de la cámara, Astiz se colocó una escarapela redonda cuando lo enfocaban, y se la manoseaba como planchándola. Sonrió varias veces. En el comienzo del juicio había hecho lo mismo exhibiendo un libro llamado “Volver a matar”. Cuando la cámara dejó de enfocarlo, Astiz se convirtió en estatua, aniquilado por tal indiferencia televisiva.

En la bandeja alta acompañaron las condenas con risas displicentes, intentaron cantar Aurora con un entusiasmo patético, y tiraron papelitos.

Desde abajo se escuchaba a los aparecidos cantando: “Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”.

Condenas y cumbias


En la calle la cita era a las 17 y a esa hora frente a la mole gris de los tribunales de Comodoro Py quedaba claro quiénes están desde siempre y desde la primera hora. La Agrupación HIJOS ya tenía montado el escenario donde se emitirían los videos con los prontuarios de los genocidas sentenciados. En el asfalto, los trabajadores. El Sindicato de Televisión (CGT), ATE Capital, el de los estibadores del puerto, el de los empleados judiciales, sin cánticos y con pocas banderas, sin alarde y con estoica firmeza, vieron ir llegando a los cientos que, de a dos, de a tres o de a seis, fueron inundando, gota sobre gota, la puerta de Comodoro Py. El micrófono estuvo a cargo de los jóvenes, de los HIJOS. Como en los tiempos de la Mesa de Escrache Popular la inconfundible música de Actitud María Marta sonó para recordar cómo se logró que aparezca esta justicia, al igual que la única consigna cantada también allí a viva voz por la multitud: “A dónde vayan los iremos a buscar”.

Ángela Urondo, la hija de Paco, leyó un poema que el desaparecido Mario Gali escribió en 1973 como para hacer explícito lo que allí estaba en escena: ser los ojos, los oídos y la voz del gran acto de justicia que es la memoria.

Demoró más de tres horas verlos en la gran pantalla, sentados en el banquillo, mientras el frio y la  espera fue tensando el ánimo: “35 años y todavía tienen que discutir el fallo”, se murmuraba.

Graciela Daleo, una de las sobrevivientes y testigo de la causa, se aferraba a los abrazos. Un poco más allá Victoria Donda, con la mirada húmeda, se acurrucaba en el cariñoso gesto de sus compañeros. Dos pasos más acá, el ahora diputado bonaerense Víctor De Genaro y por allá, el ahora funcionario del Ministerio de Seguridad, Ricardo Dios, vestido de traje, y presente como hijo de desaparecido.

Cada uno, cada quien, fue puro silencio cuando a las 20.18 comenzó la lectura de la sentencia. Ese silencio que se hace escuchar y sentir y se convierte en latido colectivo. El grito estalla con la primera condena a perpetua y se repite una docena de veces hasta convertirse en apretones, palmadas, miradas que se entrecruzan para dar cuenta de la intensidad del momento compartido. Luego, increíblemente, suena una cumbia. Y otra. Y otra más. Bailan las Madres. Bailan los trabajadores. Bailan los Hijos. Bailan los veteranos referentes de derechos humanos -como Graciela Rosemberg, de la Liga- y chicos de seis, diez o tres años. Bailan los sobrevivientes, Alguna vez fue Sting el que nos cantó “Ellas bailan solas”. Lo que parece sentirse hoy ahí, en la calle de Comodoro Py, es exactamente eso: la alegría del fin de 35 años y tres horas de una poblada, injusta, impune soledad.

Voces


Lilia Ferreyra (última pareja de Rodolfo Walsh, integra actualmente el Centro de Estudios Legales y Sociales) dijo a lavaca: “Estoy muy conmovida. Recuerdo el título del último cuento publicado de Rodolfo: “Un oscuro día de justicia”. Hoy se iluminó. Al escuchar la sentencia sentía que de algún modo era la respuesta al alegato que el propio Rodolfo escribió hace 35 años en su Carta Abierta a la Junta Militar. Y escuchar que también son condenados a perpetua los responsables no sólo por la desaparición de Rodolfo y todos los demás. Pero hablando de lo más personal e íntimo, siento la conmoción de haber podido sobrevivir, porque todos esos textos inéditos de Rodolfo que se secuestraron y por los cuales ahora están siendo condenados, yo era la única que los conocía y estaban en nuestra casa de San Vicente. Al mismo tiempo es sentir esa tensión entre la vida y la muerte, y lo que puede significar la vida cuando sirve de testimonio por los crímenes cometidos. Mi cuerpo se enfermó antes de esto. Colapsó. Estuve una semana sintiéndome físicamente muy mal. Algo se desarticulaba. Y es curioso. Hoy es como que me siento que todo volvió a encajar. Las partes encajan. El pasado y el presente encajan en este momento de justicia”.

Graciela Daleo (secuestrada en la ESMA, una de las principales testigos en todos los juicios que se vienen llevando a cabo incluyendo el de los ex comandantes en 1985): “Yo que tengo tantas palabras, casi no tengo ninguna. Salvo para decir que celebremos este claro día de justicia, que no es un techo sino un piso en el que nos afirmamos para seguir la lucha. Y lo que rescato es que, sobre todo, esto hace aparecer a nuestros compañeros como militantes políticos y luchadores. Y a nosotros también. Por eso nos desaparecieron. Y ahora, a quienes aparecimos nos hace seguir tratando de contribuir a lo que es el resultado de una lucha colectiva. Hubo organizaciones de nuestro pueblo que tuvieron innegablemente una dinámica profunda para que esto ocurra, como las organizaciones de derechos humanos. Pero esto es colectivo. Ojalá lo viva como una victoria todo nuestro pueblo. No puedo dejar de señalar que este triunfo ha sido muy costoso. Jorge Julio López está desaparecido y él también contribuyó a esto. Que las próximas victorias incluyan también el castigo a los culpables de la desaparición de Julio”.
Eduardo Luis Duhalde (abogado, militaba junto al diputado Rodolfo Ortega Peña asesinado por la Triple A, logró escapar tras el golpe y fue activo participante en las campañas de denuncias internacionales contra la dictadura. Hoy es Secretario de Derechos Humanos). Dijo a lavaca: “¿Qué sensación puedo tener? El 24 de marzo de 1976 por la noche fueron a buscarme al domicilio donde creían que yo estaba, pero yo iba cambiándome, iba más adelantado que ellos, hasta que pude salir del país. Hoy no puedo decir que esto me produzca alegría; hay 86 muertos, desaparecidos, pero la sentencia condenatoria es la satisfacción de haber logrado que se hiciera justicia”.

Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora: “Es importante esta condena, pero tenemos que seguir, se tienen que abrir los archivos para que se sepa qué pasó con cada uno de los desaparecidos, y se sepa a quién entregaron los chicos de desaparecidos. No tiene que quedar un solo genocida impune. Lo que ellos no hicieron, lo hacemos nosotros, que tengan un juicio justo que se lleva a cabo con total respeto”.
Ana Careaga (ella misma fue secuestrada cuando tenía 16 años, embarazada, lo que hizo que su mamá, la paraguaya Esther Ballestrino de Careaga, se convirtiera en parte del grupo fundador de Madres de Plaza de Mayo. Ana resultó liberada, pero Esther resolvió seguir junto a las otras Madres, y terminó siendo ella una de las desaparecidas. Ana preside hoy el Instituto Espacio para la Memoria): “Es un día histórico, pero es importante después de 35 años seguir avanzando para que la sociedad tome conciencia de los crímenes aberrantes que vivimos. Después de dos años en este juicio, uno no puede salir igual que como entró a él. Esto tiene que ver con toda la sociedad argentina, no solo con las víctimas. Esto no se cierra, falta mucho todavía, hay que reformar los juicios, buscar la manera de hacerlos con mayor celeridad, pero bueno, siempre se luchó así y así se fueron consiguiendo las cosas. Pero los que tiraron gente viva al mar tienen que pagar por esos delitos. Es muy importante seguir avanzando en la búsqueda de justicia, pero este es el avance que ha logrado la lucha histórica de derechos humanos”

Estela Carlotto (presidente de Abuelas de Plaza de Mayo): “Esto fue escuchar las voces es lo que sentimos en nuestro corazón. Recordar a nuestros queridos desaparecidos. Estos bestias que parecen humanos, pero no lo son, entraron esposados, y ahora perpetua, cárcel común. Sin ninguna venganza, sino lo que corresponde en un país democrático, juzgar a semejantes bestias. Salimos bien. Yo creo que es una inyección para seguir luchando por lo que viene adelante. Por lo que falta. Sabemos que estamos condenando a los más feroces. Faltan los civiles, los jueces cómplices, ya se ha comenzado con eso. Y encontrar 400 nietos. Pero no hay que aflojar. Falta, pero hay que seguir avanzando. A Astiz no lo quería ni mirar porque tenía un rictus como de sonrisa. Muy patriota con la escarapela, pero no importa: ya está condenado”.
Adolfo y Perla Mango (del Equipo de Derechos Humanos de la Iglesia de Santa Cruz. Allí se reunían los familiares, y fueron infiltrados por Alfredo Astiz. Once de esos familiares fueron desaparecidos, incluyendo a Azucena Villaflor de Devincenti, Mary Ponce de Bianco y Esther Careaga, y las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet): “Esto ha provocado un montón de sensaciones, de alegría, de dolor. Escuchamos y acompañamos lo que dijeron las víctimas, y estuvimos estos dos años apoyándolos todas las semanas. Lo más importante es que se hizo justicia”.

Gastón Chillier, director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) destacó la recomendación del Tribunal a Naciones Unidas para que incorpore la eliminación de una persona por sus ideas políticas como causal de genocidio. Comentó además a lavaca: “Esto ha sido extraordinario. Después de muchos años la justicia llega, es un remedio para la víctima y para la sociedad. Esto fortalece a las instituciones democráticas y al Estado de Derecho para que no se vuelva a repetir. Está claro que las sociedades n pueden avanzar sobre la base de los crímenes más aberrantes. Es un paso importante de la sociedad argentina. Las absoluciones en definitiva son de personas que están involucradas en otras causas. Pero que haya absoluciones demuestra que estos juicios son legítimos y que las sentencias no están escritas de antes”.

María Adela Antokoletz (hija de una de las fundadoras de Madres, un hermano desaparecido): “Mi hermano estuvo en la ESMA, pero este no es mi juicio sino de toda la población y de todos los países hermanos que tienen personas desaparecidas en mi país. Durante el juicio, claramente los testimonios fueron desgarradores. Pero son la palabra, y a veces los silencios, los que dijeron la verdad sobre lo que ocurrió en este país”.

Fotos: Julieta Colomer y Hernán Cardinale  http://lavaca.org

Caminando fui lo que fui

Hoy, no es novedad, es un día especial.  Hoy hace una año que se nos fue un imprescindible, uno que cuando lo tenés jugando de tu lado, las pelotas te llegan redondas, el que le pone pimienta y magia a la vida, el que se ríe y te palmea la espalda cuando más lo necesitás, el que susurra al oído un chiste en el lugar menos indicado, un compañero.


El general Perón en la carta de despedida a Ernesto Che Guevara decía, "Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor: un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento..." .  


Para su época, ese era el ejemplo a seguir, y no está mal que hoy lo traigamos a la luz, porque nuestro ejemplo a seguir hoy cumple un año de ausencia física, pero no ha dejado de estar presente en cada uno de nosotros que lo lleva como bandera hacia la victoria.


Este blog tiene como nombre, parte de la letra de El Necio, una canción de Silvio Rodríguez, que era para mi, una cita autorreferencial.  Jamás lo pensé en función de quien, de lejos, se merece más que nadie en esta tierra argenta, la letra de esta canción.  Es más, a medida que fuí dándole cuerpo a la idea de que quien merecía cada uno de los párrafos era EL, humildemente, me replegué al fondo de la página y desde allí lo observo orgulloso. 


Vaya este videíto tomado de la web (mi propio video quedó en construcción, algún día lo terminaré), como homenaje a Néstor Kirchner.


Cecilia se fue a Europa a pasear

Las líneas que siguen son producto de la indignación que genera un artículo de Perfil (uno más y van...) -replicado por El Mundo de España- el cual, continuando en la saga de destruir símbolos, enlodar todo y cubrir con un manto de sospecha cada una de las cosas que hoy son motivo de orgullo como argentino (primero las Madres, después los Jueces de la Corte), ahora le tocó a la ciencia en tiempos de Cristina.
Hace unos años, no tantos, Argentina poseía un triste récord mundial. Era el país que proporcionalmente con su población poseía la mayor cantidad de científicos en el exterior. 3/4 parte de esa comunidad no residía en Argentina hace poco más de 10 años. ¿Cómo se llegó a eso?

Muchos recuerdan a un verborrágico Ministro mandar a lavar los platos a una investigadora. Pero eso era sólo la punta de un iceberg. Lo que subyacía debajo de la frase era tanto o más tremendo aun, porque era una política de estado. La Secretaría de Ciencia llegó a rechazar pedidos de retorno al país de investigadores de alto nivel radicados en los Estados Unidos. Un comunicado oficial expresaba por entonces que era producto de un "nacionalismo anacrónico" repatriar investigadores en plena globalización. La ciencia no tiene patria, se decía. Ese latiguillo se acomodaba las indisimuladas relaciones carnales y a la convicción de que los países desarrollados están destinados a producir ciencia, y nosotros sólo a consumirla. Como vemos las decisiones sobre la ciencia encierran ideas centrales con relación al rol de una nación. Podemos decir que ahí está el modelo de país, aunque los Lanata digan que es chamuyo.

Durante mucho tiempo en Argentina primó la certeza instalada desde los formadores de opinión y quienes tuvieron a su cargo la ciencia en el país la condujeron bajo dos preconceptos: 1) la ciencia es seria si la producen países desarrollados, 2) la ciencia en un país como el nuestro es subversiva.

César Milstein fue expulsado del país en 1962 y un Ministro le explicó que era lo mejor que se vaya. "Después de todo los intelectuales y científicos son todos comunistas y judíos". César Milstein obtuvo el premio Nobel en 1984 y por propia voluntad retornaba periódicamente al país para alentar la formación de equipos de investigación. En 1990 sus viajes se interrumpieron cuando la Secretaría de Ciencia y técnica lo proscribió por comunista y judío. Esa era la ciencia de un país integrado al primer mundo. El PBI dedicado a investigación era equivalente al de países africanos.

¿Ahora qué tiene de subversivo la ciencia? Produce ideas, pensamiento, independencia de criterios que tarde o temprano redundan en tecnología, producción industrial, exportación de bienes de altamente calificados. Vale decir, redunda en autonomía, verdad, independencia económica, bienestar general.

La ciencia no tiene patria nos decían los que nos quisieron acostumbrar a vivir importando todo, especialmente aquello que nuestros científicos estaban capacitados para producir.

César Milstein descubrió los anticuerpos monoclonales que constituyen el más eficaz medio para combatir el cáncer. 15 Laboratorios producen la droga que genera en ellos ganancias por varios miles de millones de dólares al año. Este año Argentina empezó a trabajar en la producción de anticuerpos monoclonales y dejará de tener que pagar a uno de esos 15 laboratorios para obtener la droga.

Hemos naturalizado una valoración de la ciencia como la que llevó a los países más desarrollado del planeta a ser eso, países desarrollados. Y está bien que así sea. Pero cada tanto aparece un baño de realidad que nos hace ver que todo esto es tan reciente en nuestra historia como país que debemos tener siempre la perspectiva histórica para saber que este modelo (sí, modelo, mal que le pese a Lanata) tiene su contramodelo acechando a la vuelta de la esquina.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología (creación de Cristina) repatrió 835 científicos. Pero muchos más volvimos antes de ese plan cuando ya desde 2004 la cosa empezó a cambiar y apostamos por ese cambio que tenía novedades que superaban las expectativas más optimistas.

Esto que está pasando hoy con la ciencia argentina, tan bien simbolizado con el spot de campaña de Cristina en la figura de Cecilia, no podía ser obviado por los nostálgicos del contramodelo de país. El que consumía todo lo que venía del primer mundo sin degustar: camisas, pollos, créditos del Banco Mundial, ciencia. Ese modelo de país reforzó drásticamente grupos económicos dedicados entre otras cosas a publicar diarios. Y aparecieron revistas como Perfil dedicadas a tributar a quienes habían brindado tantos beneficios al "periodismo independiente" instaurando un estado de cosas que por ejemplo popularizó la certeza de que el único destino de un científico argentino era Ezeiza.

Pues bien, para Perfil Cecilia Mendive mintió en su spot, no era una científica exiliada económicamente. Cecilia se fue a pasear a Europa. Como seguramente para Perfil lo deben haber hecho los otros científicos repatriados.

Hace algunos años otros medios, aunque bajo la dirección de la misma pluma que hoy conduce Perfil, se encargaban de decirnos que en Argentina no había desaparecidos. Que en realidad se habían ido de viaje a Euorpa.
 
¿Creerá Fontevecchia, en su atormentada forma de interpretar la realidad que Cecilia fue a Europa invitada por algún desaparecido?


Este artículo está escrito por Gustavo (investigador del CONICET)

¿Por qué?


Eduardo de la Serna

Ante lo que hemos vivido en estos días, me pregunto ¿por qué?

Conozco gente muy honesta, que quiere poner su vida al servicio (en la vida religiosa y en la vida “civil”), y que está molesta, dolida o hasta enojada por los resultados del domingo y por la fiesta popular que se desató. Y me pregunto ¿por qué? ¿Por qué no pueden solidarizarse, acompañar, participar de la fiesta popular?

¿Ideología? Sí, creo que en algunos casos la razón es ideológica. No pueden entender, o aceptar otras “ideas”, les parecen quizás menores, o infundadas, o –en el peor de los casos- perversas. Así llaman “populismo”, o –en otros casos “fascismo”, “stalinismo”, o directamente “autoritarismo”, y no parece que figure en ningún momento la pregunta, ¿por qué el pueblo, “la gente”, una inmensa mayoría se expresa de esa manera?: ¿es tonta?, ¿es manipulable?; ¿no entienden lo que sólo nosotros entendemos (desde nuestra idea, la única superadora, la única “iluminada”)? ¿No es esa una actitud soberbia, despectiva de la expresión popular? ¿No terminaría siendo una suerte de propuesta de “voto calificado” como algún eminente macrista alguna vez propuso? Pero lo llamativo es que no hay preguntas, no hay diálogo. No se palpa la pregunta al pueblo de por qué elige expresarse de una y no de otra manera. 

Especialmente, por qué no se manifiesta como yo creo que debiera.

¿Paternalismo? También creo que en algunos casos hay paternalismo. En especial de los que tienen un fuerte compromiso social (por razones sociales, religiosas, o las que fueren) pero que lo hacen “desde arriba”. Estos/as no se escandalizarían de ir a tomar mate a una casa de chapa, o meter los pies en la zanja, pero “pobres, ellos”, ¡ya van a cambiar las cosas!… Así, las manifestaciones que “ellos” tienen son limitadas, “infantiles”, sencillamente “pobres”. Deberemos “educarles”, casi como enseñarles, “nene, ¡eso no se hace!”. En este caso, muchas veces no hay enojo, pero sí “lástima”. 

Conmiseración. Esperemos que alguna vez aprendan. Claro que “los políticos” muchas veces no los dejan crecer para que después terminen votando así. En este caso hay cercanía, y a veces hasta preguntas, pero no para dialogar sino para mostrar una especie de “a pesar de esto te quiero”.

¿Ingenuidad? También conozco algunos que su mirada no se asemeja en nada a las anteriores. Su posición es francamente “anti-popular” pero no lo saben, lo niegan o negarían. Todo (o casi todo) lo que defienden es lo que hizo y haría trizas la vida de los pobres, el sentir popular, pero honestamente creen que es lo mejor. En cierta manera es semejante al primer grupo, pero  es menos “militante”, en realidad no mirar conscientemente al “pueblo”, simplemente creen que tal o cual proyecto es “lo mejor” en una suerte de “daños colaterales” que –por supuesto- ellos no pagarán, aunque no lo miren de ese modo. Un poco grotescamente, los primeros suelen ser más de izquierda, estos, de derecha. Y el pueblo, en el medio, ¡claro!

Por supuesto que hay otro grupo que no se asocia a la fiesta popular sencillamente porque está en contra. Porque no le interesa, o –incluso- porque quiere evitarla. La fiesta debería ser de unos pocos. Estos son claramente militantes del anti-pueblo, defensores de dictaduras, del modelo neo-liberal, cenadores en casa de Magnetto… En este caso, su actitud frente al pueblo y su fiesta no me da pena, no me preocupa (en cierto sentido; en otro sí, me preocupa… porque tienen poder, aunque no votos). Estos me causan un cierto desprecio. Si usáramos una imagen futbolística, mirada desde la fiesta, podríamos compararla con la alegría que causa ver los rostros del principal adversario derrotado; pero usar metáforas futboleras en estos casos puede ser más perjudicial que conveniente; aunque a algunos el fútbol les haya servido para aumentar su poder privatizado.

Mi pregunta es por qué algunos, en especial los que no quieren estar lejos de los pobres, no pueden asociarse a su fiesta. No me refiero a qué/ cómo votaron el domingo, sino a qué reacción les provocó la fiesta de la gente. 

Porque si había fiesta, y se quedaron fuera, sea por bronca o por tristeza, me parece que tienen un problema. Jesús cuenta una parábola (no es aplicable al caso, pero la imagen final puede ilustrar un poco) donde el bueno, el justo, el que tiene todo claro se queda fuera de la fiesta por no reconocer en el otro un hermano. Si el pueblo festeja y estamos molestos, o nos sentimos fuera, ¿no es bueno que empecemos preguntándonos cuál es nuestra actitud? ¿Desde dónde miramos las cosas? Ese “desde dónde” (tan importante en la teología de la liberación, por otra parte) a lo mejor sería una buena pregunta para los honestos (Los otros, el último grupo, no me interesan). ¿Desde dónde mirás la vida de la gente/pueblo? ¿Dónde te posicionás? ¿Desde dónde hablás, pensás, sentís? ¿Dónde está –en verdad- tu corazón?

A lo mejor, si se empieza por preguntarnos a nosotros mismos, antes que al pueblo acerca de por qué votó lo que votó, si nos preguntamos por nosotros, a lo mejor un día nos descubramos participando de la fiesta popular y solidario de sus dolores y sus alegrías?

PERÓN RELAJADO Y EN PANTUFLAS

Entrevista Peronosfera 
 
Luciano di Vito y Jorge Bernardez autores de "Las aventuras de Peron en la tierra"


“Las aventuras de Perón en la Tierra” es un libro de testimonios que rescata anécdotas del ex – presidente, y nos revela a un Perón divertido, ocurrente y de entrecasa.

No es el Perón que abrazó a Eva aquella tarde histórica en el balcón, tampoco es el que estuvo preso y fue liberado un 17 de Octubre.  “La idea era conocer a un Perón mas real, más humano. Aquellas historias que están fuera de la vida pública”. Así lo resumen Luciano Di Vito y Jorge Bernárdez, los autores del libro.
 Luciano y Jorge son periodistas, trabajan juntos en producción de contenidos de Canal 7 y en Nacional Rock (FM 93.7) con su programa “Tres de un par perfecto”. También han creado en el 2003 “Vida y Vuelta” junto a Felipe Pigna, un programa de entrevistas a personas que vivieron situaciones límites y les valió el Premio Éter a mejor programa periodístico en 2008.

-¿Cómo se les ocurrió contar a Perón de una forma más original?
 
-Luciano di Vito: Perón se nos abrió de una manera distinta a otros personajes que hemos trabajado. Teníamos mucho material y nos pusimos a buscar personas que se vincularon a él de una forma más cotidiana y así se arma sola la idea de lo que era este hombre tan particular.
 
-Jorge Bernárdez: La idea nació una tarde en el estudio 8 de canal Siete, cuando nos contaron una historia de Perón y nos dimos cuenta que podíamos darle otro enfoque, encontrar un costado sorprendente y humorístico. Nunca decimos en el libro “Perón es esto o es aquello”, cada uno arma solo al personaje a medida que leen los relatos.

-¿Qué descubrieron de Perón más allá del personaje que todos conocemos?
 
-LD: Nos impresionó la soledad en su época vivida junto a Estela Martínez y López Rega. Sabía que a pesar de sus honores y medallas, era un pobre viejito que iba a morir pronto, y cuando volvió del exilio no era el mismo de los años `50 en cuanto a ideas.
 
-JB: Su astucia política, su manejo de la psicología y su carácter. Ver a Perón en los últimos años es ver a un estadista de la ecología, un hombre que creía en esoterismos. Jamás quiso revelar su fecha de nacimiento para que nadie le haga una carta natal y lea su suerte. Le gustaba mucho la astrología y le daba importancia a cosas que en su época nadie pensaba, como la contaminación ambiental. Perón era un político, pero era también todas estas cosas.
 
-¿Qué descubrieron a lo largo de las entrevistas?
 
-LD: La mayoría de las personas que vivieron alguna situación con él no se dan cuenta, pero tratan de hablar como Perón y creen que son una especie de “elegidos”. Perón era un tipo zorro, un pillo que estaba siempre atento a quienes lo rodeaban.
 
-JB: Muchas historias no pudimos dejarlas en el libro por que no tenían demasiado peso o muchas eran más idealizadas que reales. Martha Holgado, la supuesta hija del General aportó cosas que no pudimos chequear. Hay otras cosas, como partes médicos de Perón que revelan el verdadero estado crítico, o charlas junto a López Rega que demuestran una relación bastante ríspida.
 
-¿Tuvieron una mala experiencia durante el armado del libro?
 
-LD: Convocamos mucha gente para las entrevistas y nos desilusionamos con aquellos que no vinieron, ya que no quisieron estar o no pudieron. Algunos guardan sus historias como algo propio, sólo para ellos, o no quieren que publiquen su nombre, pero sólo eso. La verdad es que disfrutamos mucho y nos divertimos en el proceso.


-Ustedes han trabajado en tele, radio, producción y gráfica ¿en que área  se sienten más cómodos?
 
-LD: Es complicado, pero la radio sin duda es algo más cómodo y relajado. Es una relación directa y constante con el oyente. Quisiera trabajar en radio y que me paguen como en la tele! Y con la gráfica se dio algo especial para mí: presentamos con Jorge este libro en la Editorial Sudamericana, les gustó y en 15 días tuvimos el contrato en la mano. Es mi primer libro, asi que vengo teniendo suerte.
 
-JB: En Canal 7 siempre estuvimos detrás de la pantalla, pero tampoco es difícil: armas el producto y te vas a tu casa. Pero la radio es más pobre y aún así es masiva en alcance. Hay mucha gente que trabaja en el “detrás de escena” y me da pena que no se los reconoce como deberían ya que son los que arman el producto.
 
-Después de trabajar más de 10 años juntos ¿sienten que han logrado una dupla exitosa?
 
-JB: Es una gran ventaja por que al ser una dupla siempre tenés un testigo y en este medio hay que tener uno. Con el laburo nos pasó eso, después de trabajar con Pigna pudimos ser cómplices. Es cómodo trabajar así, por que nos entendemos y logramos un complemento.
 
-LD: ¡Nos vemos seis días de la semana! Imaginate que no lo quiero ver más a Jorge (risas). Ya sé la forma en que me va a contestar si está harto de hablar sobre un tema o no. Hemos producido a Chiche Gelblung y a Juan Alberto Badía, siempre trabajamos en equipo en diferentes áreas y conocemos el estilo de cada uno, por lo tanto es más fácil. Somos hombres de los medios…

Luciana Fassi para La Peronósfera Nacional
Periodismo In - Formal

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