DEMASDEMASIADO PROGRE PARAm MACRI

“Así como la monarquía terminó con el feudalismo y la república terminó con la monarquía, la democracia popular terminará con la democracia liberal burguesa y sus distintas evoluciones democráticas de que hacen uso las plutocracias dominantes”
Juan Domingo Perón

"EL PERONISMO NO SE APRENDE NI SE PROCLAMA, SE COMPRENDE Y SE SIENTE"
EVITA


Dictadura y Papel Prensa

El poder mediático ya no puede ocultar la verdad


Las declaraciones del dictador Reynaldo Bignone confirmando las ‘buenas relaciones’ entre Clarín, La Nación, La Razón y los genocidas torna imposible sostener la mentira.


Por fin llegamos a un punto que hasta hace poco tiempo parecía imposible, empieza a resquebrajarse otro nicho de impunidad. Las declaraciones del dictador Reynaldo Bignone confirmando las “buenas relaciones” entre Clarín, La Nación, La Razón y los genocidas torna imposible sostener  la mentira. Gracias a las políticas implementadas desde 2003 por el gobierno de Néstor Kirchner y continuadas por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, se pudo avanzar en la investigación de las atrocidades cometidas por la dictadura cívico militar.
Durante muchos años, hubo un manto de silencio cómplice sobre la participación de los civiles en la inducción y participación en la dictadura de 1976. Ya en el ’75 Celestino Rodrigo, entonces ministro de economía, intentó implementar una política neoliberal de marginación del pueblo argentino. La misma que luego llevaría adelante Alfredo Martínez de Hoz. A pesar de las complicidades y debilidades del gobierno de Isabel Perón, la vigencia de las instituciones democráticas y, por sobre todas las cosas, la resistencia desarrollada por la juventud,  el movimiento obrero organizado en distintas expresiones,  y las numerosas organizaciones de base, impidieron con la protesta social que se pudiera instalar esta política de hambre y desocupación.
Pero la decisión estaba tomada y el plan elaborado. Jorge Rafael Videla lo había anunciado el 24 de octubre de 1975. En una reunión de comandantes en Jefe de los ejércitos latinoamericanos en Montevideo, ante periodistas extranjeros, afirmó que en la Argentina morirían todos los que tuvieran que morir para llevar adelante el proyecto de país para unos pocos que ellos habían acordado con los empresarios y los grupos transnacionales.
En diciembre de 1975, hubo un intento de golpe de estado de otro sector de las Fuerzas Armadas, encabezado por el brigadier Orlando Capellini, que sirvió para medir la poca reacción de la población. La existencia de la Triple A al amparo de sectores del Estado de un gobierno sin política y sin presencia, con una oposición que llamaba a los cuarteles diciendo que no tenían solución, terminaron de configurar el escenario que dio paso al golpe del 24 de marzo de 1976.
El diseño e implementación de las políticas económicas estuvo a cargo de sectores civiles. Los grandes beneficios, por supuesto, fueron para unos pocos empresarios cómplices y partícipes de la más brutal represión que sufrió nuestro pueblo. Este proyecto tenía como necesidad fundamental para ser impuesto acallar hasta la más mínima protesta social.  De esto se harían cargo los militares. Para poder convencer a la población de las supuestas bondades del proyecto económico y de la gesta salvadora de la Patria que encabezaba el dictador Videla, era necesario amordazar a los sectores de la prensa que no integraban esta sociedad macabra.
Es aquí donde la complicidad de Clarín, La Nación y La Razón, los tres principales diarios de entonces, se convierte en determinante. Esta siniestra sociedad permite desarrollar una estratégica relación económica por la cual pasan a controlar, además de la opinión de los medios, el negocio de los diarios en nuestro país. A partir de ser socios de los militares no sólo deciden sobre lo que se puede decir, sino que también deciden quién lo puede decir; logran ser beneficiarios directos por el precio inferior que pagan sus publicaciones y, de esta manera, ganar sobre lo que pagan los otros diarios. Sin perder de vista que son los que deciden quién puede acceder al papel y a qué precio, comenzando así una cadena de corrupción y estafa que continúa hasta el día de hoy.
La confianza generada por las políticas de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner provocó que en el mes de abril del año pasado se presentara a declarar por su propia iniciativa Rafael Iannover, quién había sido una de las víctimas de estas operaciones al ser parte y representante de la familia Graiver, los antiguos dueños de Papel Prensa. Iannover hizo su testimonio ante la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la que inmediatamente se presentó en la justicia para sustanciar la correspondiente denuncia penal por la participación en los delitos de Lesa Humanidad de los que se beneficiaron con la apropiación de la empresa del papel por medio de la amenaza, extorsión y asesinato.
La denuncia provocó una rápida investigación que comenzó a demostrar y comprobar lo que era sabido por muchos. La complicidad del grupo monopólico de medios con los gobiernos democráticos desde el año 1983 había evitado que llegaran esos delitos a la justicia.
Hoy todo está en manos de la justicia. Las pruebas existentes son contundentes y no cesan de incorporarse nuevas. Con el reconocimiento de la carta enviada por el dictador Reynaldo Bignone a Ernestina Herrera de Noble se comprueba contundentemente la repudiable alianza manchada de sangre. Se ha reconfirmado la relación de los genocidas con los dueños de los diarios, especialmente la “camaradería” con propietarios, directivos y periodistas de Clarín. Lidia Papaleo de Graiver, una de las víctimas, recordó que producía más terror la mirada del CEO de Clarín Héctor Magnetto amenazándola con su muerte y la de su pequeña hija si no vendía Papel Prensa, que la de los torturadores que le provocaban los tormentos más terribles.
Esta investigación también se inscribe en las acciones que ha emprendido el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner para la democratización de la información. La sanción hace más de un año de la nueva ley de Servicios de Comunicación Audiovisual ha creado un contexto favorable para que estos y otros hechos puedan salir a la luz. El poder mediático ya no es monolítico y su capacidad de ocultar la verdad no es la misma.

Publicado el 26 de Enero de 2011 en Tiempo Argentino
Por Marcelo Duhalde
Director de Prensa y Comunicación del Archivo Nacional de la Memoria.

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