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“Así como la monarquía terminó con el feudalismo y la república terminó con la monarquía, la democracia popular terminará con la democracia liberal burguesa y sus distintas evoluciones democráticas de que hacen uso las plutocracias dominantes”
Juan Domingo Perón

"EL PERONISMO NO SE APRENDE NI SE PROCLAMA, SE COMPRENDE Y SE SIENTE"
EVITA


Reportaje a Ana María Edwin en revista Debate

Ana María Edwin: “Las consultoras mintieron durante cuatro años”
Por Sebastián Premici

La titular del Indec analiza la actualidad del Instituto, cuestiona las críticas y explica los cambios metodológicos que se producirán en el cálculo del IPC ya a partir de junio próximo.

Ustedes señalan que el nuevo logo condensa los atributos de apertura y transparencia, justamente todo lo que se critica desde diferentes sectores de la sociedad. ¿Cómo puede revertirse esa valoración negativa que pesa sobre el Indec?.
Hay sectores sumamente influyentes, básicamente mediáticos, que han estado profundamente interesados en desacreditar las estadísticas públicas y hacer una parodia del Indec. En el Instituto trabajan 1.600 personas, investigadores, profesionales y académicos con antecedentes curriculares excelentes. En este sentido, algunos intereses mediáticos comenzaron una tarea de desprestigio, con una campaña muy bien orquestada, junto con muy pocos aliados internos dentro del organismo, no más de veinte personas. Su objetivo era destruir la credibilidad del Indec. Todas estas acciones comenzaron con el Índice de Precios al Consumidor, que se genera desde los años 30, con distintos nombres a lo largo de la historia. El tema de fondo y que nadie quiere decir es que la construcción del IPC estaba asociada a intereses económicos muy fuertes, sobre todo con la indexación de la deuda externa. El hecho de que hayamos puesto énfasis en aplicar métodos de transparencia para conseguir una estadística que sea totalmente fehaciente y representativa del fenómeno que se está midiendo, implica enfrentar estos intereses económicos que no tenían ningún problema en que el índice subiera un 20 o 40 por ciento. Cuanto más alto diera, mayor indexación de la deuda. Ése era su negocio.
¿Cómo describiría esa supuesta campaña de desprestigio?.
La campaña apuntó a hacer creer que el Indec era solamente una gran fábrica del IPC. Pero, ahora, la sociedad se está dando cuenta de quién es quién en esta fiesta, y qué papel cumplió la corporación mediática, que defiende intereses que no explicita. Cuando el gobierno nacional tomó la decisión de nombrar a la primera directora (Beatriz Paglieri), se observaron grandes deficiencias en la construcción del IPC, lo que dio lugar al proceso de modificaciones dentro del organismo. Encontramos grandes discrepancias entre la metodología que fijaba la construcción del IPC con lo que realmente ocurría. Esto se vincula con las diferencias en los marcos muestrales, con el tratamiento de ciertas variables, la elección de las variedades de productos y la falta de controles en los procesos de trabajo, sobre todo durante la época de Graciela Bevacqua. Como empezamos a revisar lo que hacía el Indec, los intereses económicos subyacentes se vieron perjudicados y comenzaron una campaña de desprestigio.
Además de los cambios en el IPC, ¿sobre qué otras áreas avanzaron?.
En realidad, hubo grandes cambios. El IPC es una parte ínfima de lo que hace el Instituto, que tiene más de cien programas estadísticos. El organismo funcionaba sin un calendario de publicaciones. No se tenía un conocimiento generalizado de los marcos metodológicos subyacentes a cada uno de los estudios. Ésta era una organización de compartimentos estancos, donde cada uno de los directores nacionales tomaba decisiones sin ningún tipo de coordinación. Como producto de estas falencias, por ejemplo, el Censo económico de 2004 no estuvo disponible hasta 2009. Nosotros tenemos que dar información para la coyuntura y en función de los planteos estratégicos de la Nación. Cuando asumí la gestión, en julio de 2007, ni siquiera estaban procesados los datos de ese Censo. Por lo tanto, hay que dejar en claro cuál era ese organismo de excelencia de los que muchos hablan, donde un programa de trabajo podía demorar diez años en ver la luz. Ése era el organismo de excelencia que hoy quieren defender.
En una entrevista con Debate, el viceministro de Economía, Roberto Feletti, señaló que las universidades fueron cómplices en la “demonización del Indec”. ¿Por qué no advirtieron las  falencias que ustedes denuncian?
No creo que las universidades en su conjunto hayan sido cómplices, sino algunos profesores de esas casas de estudio. Hay ámbitos académicos específicos, con docentes profundamente conocidos, que suelen ofrecer aseveraciones como verdades reveladas, del estilo “el Indec no sirve para nada”, pero cuando le pedís al docente que fundamente su posición, hace agua. Parecería ser que lo que está escrito en letra de molde es incuestionable. Ahora, si efectuáramos el sociograma de esos docentes, seguramente encontraríamos sus vinculaciones con los centros de poder financieros. Entonces, nos dimos cuenta de que esos docentes que desprestigian el Indec también trabajan para las consultoras que en el pasado tuvieron intereses espurios. No hay fundamentos a la hora de criticar.
En relación con la falta de fundamentación que usted menciona, en marzo de este año se realizó en la Cámara de Diputados una audiencia con las consultoras que fueron multadas, en la cual la diputada del PRO, Laura Alonso, dijo que en pos de la libertad de expresión, las consultoras tenían el derecho de decir cualquier cosa, incluso de mentir.
Creo que la representante del pueblo debería leer el marco normativo que rige las relaciones económicas y sociales del país, empezando por la Constitución Nacional y los códigos. Dentro de este marco normativo, está la ley de lealtad comercial que establece que nadie puede generar información que lleve a engaños. De manera que no existe la impunidad total para que cualquier privado diga lo que quiera. Desde 2007 a la fecha, estas consultoras, cuyos informes hemos leído y son vergonzantes, no pudieron explicar sus procedimientos. Por eso, se les aplicaron las multas. Cuando uno dice que la inflación será del 25 por ciento, o habla del descontrol de precios, vemos sus intenciones desestabilizadoras. Y lo lamentable es que muchas de estas consultoras están formadas por ex ministros de Economía o ex secretarios de Política Económica. Por otro lado, hay que insistir con que el IPC no sirve para medir la inflación. El Índice de Precios al Consumidor es, simplemente, el seguimiento de una canasta fija de bienes y servicios. Por eso, les recomendaría a los consultores que leyeran algún libro de economía, para que sepan cómo se hace un proxy de la inflación. Sin embargo, las consultoras, con total liviandad, podían decir lo que querían hasta que el Estado tomó intervención. Las consultoras estuvieron generando mentiras durante cuatro años, llega un momento en que aburren con ellas. En este sentido, el Estado nacional puso un freno a esa situación. Para poder prosperar, estas organizaciones privadas necesitaban desprestigiar el Indec, y así vender sus propios “servicios” de IPC a clientes que querían obtener valores altos. Ellos también tiraron del hilo para desestabilizar.
¿Cómo será el IPC nacional que están armando conjuntamente con el FMI?
A partir de julio, realizaremos una prueba en el aglomerado del Gran Buenos Aires, sobre una encuesta de gastos e ingresos en los hogares, con vistas a llevar adelante el IPC nacional. El 1˚ de enero estaremos en terreno ya con una nueva encuesta, que nos brindará las nuevas ponderaciones para confeccionar el nuevo índice. Para esta tarea, hemos convocado también a las universidades, con las que, a su vez, queremos discutir cómo debe medirse la Canasta Básica Alimentaria con la cual se obtiene el cálculo de la pobreza y la indigencia. Esta canasta fue confeccionada en los años ochenta y está totalmente desactualizada. No tenemos nada que ocultar. Nos hacemos cargo de nuestra tarea y estamos dispuestos a dar cualquier debate sobre todas las líneas de producción de estadísticas del organismo y no sólo del IPC. Nosotros podemos fundamentar, de principio a fin, cuáles son los controles de calidad que ofrecemos y cómo se hace cada una de las estadísticas. Toda esta parodia sobre el Indec y su desprestigio por intereses económicos poco explícitos está llegando a su fin.

Lo que viene

A partir de julio, las autoridades del Indec realizarán una prueba piloto en el aglomerado Gran Buenos Aires para comenzar a delinear lo que será la nueva encuesta de gastos e ingresos en los hogares, un insumo básico para elaborar el IPC Nacional que se está realizando junto a los técnicos del FMI. El mes pasado, los funcionarios del Fondo estuvieron en la Argentina analizando la situación de los distintos entes estadísticos del país. Pasaron por Mendoza, Santa Fe, Córdoba y Jujuy, además de la Ciudad de Buenos Aires. Hasta ahora, las reuniones entre las partes han sido cordiales, y de un intercambio constante de información. No bien terminó la última visita, el ministro de Economía, Amado Boudou, tuvo que viajar a Washington con motivo de una reunión del G-20 y, allí mismo, siguió las conversaciones alrededor del nuevo IPC nacional. Luego de realizar la primera prueba en el Gran Buenos Aires, a partir de enero de 2012 los técnicos del Indec saldrán a recorrer todo el país con el objetivo de armar las nuevas ponderaciones que servirán para el nuevo indicador. “Los técnicos del FMI expresaron su satisfacción con el trabajo que realizamos en la provincia acerca de la medición del índice de precios”, señaló el ministro de Producción, Tecnología e Innovación de Mendoza, Raúl Mercau. Lo curioso de esta declaración es que Mendoza adoptó los mismos criterios metodológicos que ahora se le cuestionan al Indec.

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