DEMASDEMASIADO PROGRE PARAm MACRI

“Así como la monarquía terminó con el feudalismo y la república terminó con la monarquía, la democracia popular terminará con la democracia liberal burguesa y sus distintas evoluciones democráticas de que hacen uso las plutocracias dominantes”
Juan Domingo Perón

"EL PERONISMO NO SE APRENDE NI SE PROCLAMA, SE COMPRENDE Y SE SIENTE"
EVITA


La batalla cultural y los monopolios mediáticos e intelectuales

Hace un tiempo comentaba a un amigo que lo último que dijo Alfonsín (me refiero al padre, no el mamarracho que hoy mendiga los votos de Macri) fue “perdimos la batalla cultural”.  Mi amigo me respondió. “¿Qué batalla si nunca planteó pelea en serio con nadie?”.  Tan cierta como esta respuesta era el hecho de que el alfonsinismo afianzó un status quo de la cultura, encargado en evitar dar esa batalla.
Durante la primavera alfonsinista floreció la intelectualidad “progre”.  El Club de Cultura Socialista, liderado por Beatriz Sarlo fue destinatario de ingentes recursos (que por otra parte faltaban en demasía en la Universidad pública, CONICET, etc.).  Podían publicar su revista, hacer films, dar entrevistas, aparecer en todos los ámbitos académicos como "los" intelectuales de la democracia. La primavera alfonsinista también prohijó a Sábato, autor de un Prólogo para el libro Nunca más, en el que se instaló la “teoría de los dos demonios”, utilizada siempre como alegato para liberar genocidas. También “floreció” Aguinis, Secretario de Cultura, cargo que ocupó en un breve lapso tras el cual pasó a cobrar una jubilación de privilegio a pesar de continuar publicando libros como máquina de hacer chorizo. Y en todos lados estaba Luis Alberto Romero, algunos dirán por portación de apellido -su padre fue un gran historiador-, pero antes que nada dejaba a donde iba su credencial antiperonista. 
El menemismo no modificó sustancialmente este escenario de intelectuales “protegidos” por el poder.  En todo caso se sumaron periodistas que con mucha comodidad se adecuaron a ocupar un lugar en el que no molestaban.  Por ejemplo, Verbitsky no pudo seguir estando en el programa de Lanata a pedido del dueño de Canal 2 que era Manzano.  Ahí estaba el límite entre lo tolerable y lo intolerable –que también servía de válvula de escape- para el prostibulario menemato.   
Las grandes contribuciones de nuestros intelectuales “protegidos” por el poder quedaron a la vista en la producción cultural de la Argentina de los ´80 y los ´90.  Mientras ellos ocupaban todos los espacios y eran poseedores de buena parte de los magros recursos que destinaba el Estado en cultura, entre la mitad y ¾ partes de investigadores argentinos tenían que vivir en el exterior.
Luis Alberto Romero, explicó la crisis de 2001, como la consecuencia del mal endémico de la Argentina: el poder sindical.  Y agregó que cada vez que el pueblo ocupó la Plaza de Mayo ocurrió una tragedia en nuestra historia.  Su pronóstico para lo que se venía después del fin del gobierno de De la Rua era el peor. Una especie de precursor de pronosticadores de catástrofes que pasaron a abundar en la política argentina.
Lo que Romero no pudo predecir, ni ninguno de los intelectuales “protegidos” por el poder en Argentina, es que en 2003 comenzaría a darse esa “batalla cultural” tantas veces declamada.  Allí comenzó a patearse el tablero y lo que vino fue para aquellos el “infierno tan temido”.  Romero pasó a tener en 2004 una Cátedra paralela, al tiempo que Sarlo y sus amigos “progre” llenaban con solicitadas los diarios pidiendo la exclusividad de Romero.  La defensa corporativa de los “amigos progre” se convirtió en una ofensiva ¿Cómo podía ser que en Filosofía y Letras de la UBA existieran otras voces además de la de Romero?
Y volvieron los investigadores de su exilio económico, al que los había confinado la concentración de poder académico de los “progres” que sumaban tantas cocardas como y cargos. Y vinieron nuevas Universidades que dieron nuevos lugares, y retornaron más investigadores y el CONICET abrió todos los años el ingreso a la Carrera del Investigador –llegó a estar 10 años cerrada-.  Las puertas de la cultura se abrieron de par en par y de golpe aparecieron nuevas voces donde siempre se habían oído las mismas de siempre.
Y los monopolios mediáticos pasaron a canalizar la defensa de la libertad de expresarse exclusivamente, como lo habían hecho los Sarlo, Romero, Aguinis, Lanata.  Y a brindarle espacio para que se expresen contra ese poder "tiránico" que se había vuelto contra ellos al darle oportunidades a todos por igual.  Porque en definitiva la democracia había llegado a la cultura y los intelectuales siempre “protegidos” buscaron refugio en un poder que ahora era económico y se concentraba en los monopolios mediáticos. Clarín, La Nación, Ñ, Perfil, Viva, eran ahora, el lugar en el que su única voz quedaba a salvo de cruzarse con otras.   
Desde allí lanzaron y lanzan hoy a capa y espada su "batalla cultural".  Que no es en favor de la pluralidad, del avance del conocimiento científico, de la cultura, de los intereses de todos.  Es la batalla por defender su monopolio, la exclusividad de su voz, su única forma de entender la cultura. 

Gracias Gustavo

1 comentario:

  1. Uno que sabía bastante de hombres y de vinos, Marco Tulio Cicerón, escribió hace unos cuantos añitos: "LOS HOMBRES SON COMO LOS VINOS. CON EL PASO DEL TIEMPO LOS BUENOS SE AÑEJAN; y LOS MALOS SE PICAN"
    En nuestra sociedad pululan los que se picaron irremediablemente hace tiempo.
    Si estos personajes fueran vinos...
    EN 24 HORAS SE ACABAN LOS BORRACHOS!!!

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